viernes, 26 de octubre de 2012

No soy un parado

Cada mes conocemos en España la cifra de los demandantes de empleo, que por desgracia ya sumanos más de 5.000.000. Larga y fea cifra, pero cada uno de ellos nos denominamos desempleados, no parados.

Insisto en esta cuestión porque muchos titulares de la prensa tildan en cada nueva ocasión a los miles de desempleados que se suman a la lista negra como "parados". Para ir más alla, le ofrezco la defición que ofrece a esta palabra la Real Academia Española, que dice textualmente: "Desocupado, o sin ejercicio o empleo". Afirmo que de esta acepción sólo cumplimos la última palabra acompañada de la terrible preposición "sin".

Sin empleo, sin trabajo remunerado. No significa eso que un desempleado no tenga actividad, que se levante a las cuatro de la tarde y se dedique a ver la televisión y a contar las moscas. No señor. Me indigna la percepción que tienen algunos cuando pronuncian comentarios como: "Ah, que tú estás parado". Sí, claro... En estos casos, mejor, me muerdo la lengua.

Pues no. No es así en miles y miles de casos. La mayoría de personas que se encuentran en desempleo realizan a diario muchas tareas cotidianas, además de dedicar parte de su tiempo a buscar empleo, repartir currículum vítae y realizar formación para mejorar su perfil profesional. No se encuentran parados, precisamente, sino que quizá tienen más ajetreo que cuando están empleados.

Le animo a que esté atento a la prensa o a los debates que escucha en la parada de la guagua, en la carnicería o en la consulta del médico. Seguro que en más de una ocasión detecta que se refieren a los demandantes de empleo como "parados". Lo que debe plantearse es si los denominan con un matiz despectivo.

Según algún representante público, los demandantes de empleo sólo quieren cobrar la prestación, pero le recuerdo que hay miles, y cada vez más, desgraciadamente, que no reciben ni un euro y siguen siendo desempleados.

Vuelvo a referirme a la Real Academia Española para referir ahora el significado de la palabra "demandante", que cita como: "Persona que demanda o pide una cosa en juicio". Y en eso parece que sí que estamos acertados.

Madurez sexual

Por desgracia, lo más común es que ocurra un hecho grave para que se tengan en consideración algunos asuntos. Eso es lo que ha ocurrido con la muerte de una niña de 13 años en la localidad de El Salobral, una pedanía de Albacete. La joven fue víctima de un hombre,que le disparó, con quien se ha dicho que mantenía una relación sentimental.

A colación de este terrible suceso, que culminó con el suicidio del agresor, las autoridades han cuestionado la edad apropiada para mantener relaciones sexuales en el caso de una persona menor de edad. Curiosamente, España es el segundo país más permisivo en cuanto a esta cuestión, con la edad fijada en 13 años, sólo después de El Vaticano, donde con 12 años se considera tener madurez sexual.

Varias organizaciones sociales han solicitado al Gobierno del Estado que se modifique la edad estipulada para mantener sexo con el consentimiento del menor, porque consideran que en la plena pubertad una persona no es madura para tener relaciones íntimas y puede interferir en el desarrollo psicosexual del niño o niña. 

Javier Urra, que ejerció hace varios años de Defensor del Menor, declaró a este respecto que: "Una niña de 13 años puede ser biológicamente madura, puede quedarse embarazada. Puede enamorarse y puede seducir, pero no es madura emocionalmente. Es una niña".

Hago acopio de sus palabras y me declaro defensora de la infancia y de la protección a los derechos de los menores y hago hincapié en el especial control que los padres han de efectuar, sobre todo cuando sus hijos toman contacto con desconocidos y cuando tienen acceso a Internet.