jueves, 12 de diciembre de 2019

Los profes

Soy profesora en una disciplina en la que titulé hace ya tiempo y en la ejerzo desde hace menos. Salgo del aula agotada como si me hubiera enfrentado a un duro contrincante en un combate de boxeo, y a veces con pocas fuerzas. Pero llega el día siguiente, vuelvo al centro y entro entusiasmada y decidida para seguir enseñando y aprendiendo día tras día y con cada uno de mis alumnos.

Puedo decir sin duda que es una profesión  muy enriquecedora, que me ha cautivado y donde vivo diariamente la ilusión, la curiosidad, la duda, el interés de esos chicos y chicas que hoy son mis estudiantes y que mañana serán también  profesionales de diversas áreas. Con ellos persigo que hayan aprendido conociendo y disfrutando tal y como yo lo hago.

Y necesitamos vacaciones, cómo no. Descanso y sobre todo algo de silencio. En esos días no pararé de plantearme actividades y tareas que compartir con ellos y que llevaremos a la práctica para hacer de su aprendizaje un proceso continuo y dinámico.

Hace poco era una trabajadora, pero ahora soy alguien más. Tengo una responsabilidad extra en mi jornada laboral y es que trabajo con potencias y esa virtud la tienen pocas personas.