lunes, 26 de febrero de 2018

Amanecer

Dice la expresión popular que "a quien madruga, Dios le ayuda". No sé si será cierto, pero desde luego los que se despiertan temprano tienen una oportunidad de disfrutar de la magia que ofrecen las primeras luces del día.

Para empezar, apenas hay gente en las calles y deambulan los madrugadores que trabajan muy temprano y los valientes que salen de la cama para hacer deporte o pasear al perro. El ambiente de las ciudades es distinto, aún no ha comenzado el ritmo de un día común de ajetreo, el ir y venir de la gente y el tráfico incesante. Existe una tranquilidad insólita que amenaza con quebrar en apenas unos minutos.

Luego hay un espectáculo natural que proporciona la aurora. El sol va abriendo los ojos muy despacio y alumbrando todo cuanto rodea. En ocasiones podemos disfrutar de un color rosado en el cielo, que no capta bien la fotografía, pero que impregna nuestra visión y nos reconforta. Eso por no hablar del arcoiris o las laderas nevadas que podemos contemplar en estos tiempos.

Para los diurnos, los que disfrutan del primer café de la mañana mirando al horizonte, salud. Dispongan de un buen día, que puede ser largo, pero que al menos haya comenzado bien.

viernes, 16 de febrero de 2018

Yoísmo

Vivimos irremediablemente unos años de cambio. Hemos superado el tiempo de lo sencillo y hoy entendemos que el mundo gira en torno a nuestro ego. Es demostrable en acciones sencillas, desde los populares selfies hasta las colas para pagar en el supermercado o para subir a un autobús. Pareciera que no existe nadie más que nosotros.

Nos conmocionamos cuando conocemos una desgracia, pero la pena no nos dura siquiera unos minutos. Luego seguimos con lo nuestro. Cada vez es más difícil empatizar y nuestra conducta como sociedad nos está volcando a un modelo de vida individualizado y egoísta, donde hay consolas para jugar contra una máquina y teléfonos móviles con los que compartir cafés.

Cuando entendamos que la razón de la existencia está en la integración y la cooperación, quizás entonces hayamos perdido el hábito y seamos autómatas.

domingo, 4 de febrero de 2018

Hambre de invierno

Dicen que el hambre agudiza el ingenio y yo diría que el frío estimula enormemente nuestras ganas de comer.

Vale que vivimos en una tierra con "seguro de sol", pero basta que dejen de verse los rayos unos días para que nos invadan las ansias de comer chocolate. Espero que se un mal común, ¿o sólo me pasa a mí?

Se han unido unos días de puente y el mal tiempo y se ha formado el conglomerado necesario para pasar más tiempo a cubierto de lo habitual. Estos ratos se han prestado para tranquilas charlas de sobremesa, tardes de mantita y sofá, palomitas, chocolate caliente y otras tantas delicias gastronómicas de las que nos atiborramos en los días de invierno donde no apetece estar a la intemperie.

La esperanza es que mañana es lunes. Vuelve la rutina y las buenas intenciones. Espero que también suban los termómetros.