Nadie me convence

Que el año venidero va a ser bueno, mejor, y que la crisis es historia del pasado son las declaraciones que ha ofrecido el presidente del Gobierno de España. Buenas expectativas, si fueran ciertas.

Lo digo porque yo no me lo creo. No mientras sigan existiendo familias completas en desempleo, mientras un trabajador mileurista no pueda permitirse una cena de Navidad porque viva asfixiado por la hipoteca y los gastos domésticos. Éstos son casos reales. Y Rajoy dice que no hace un discurso triunfalista, sino realista. Yo le enseño lo que es realidad, lo que vive la gente en la calle cada día.

Asistir a un centro de salud en Nochebuena, que esté totalmente colapsado de pacientes en la sala de espera y que un señor sufra un ataque de asma mientras espera su turno, que casi le cuesta la vida y que dio un buen susto al resto de personas que permanecían en la estancia. Eso es verdad, es realidad, sucede y no es historia del pasado. Es la consecuencia de los recortes que se han producido en el área de Sanidad y la reducción del personal sanitario.

Me dan igual los eslóganes, las promesas y las cifras. Yo sí que exijo realidad. Exijo que no nos mientan, porque seguirá existiendo la crisis mientras que haya quien la siga padeciendo y, por desgracia, es tremendamente sencillo dar fe de ello.

Influencias

Es innegable que todos recibimos influencias de las personas que viven en nuestro entorno, desde nuestros familiares hasta nuestros compañeros de estudio o de trabajo, nuestros amigos,etc. El desarrollo de vivencias en conjunto va haciendo de nosotros seres que, relacionándonos, aprendemos y copiamos actitudes y desechamos otras que nos parecen inadecuadas.

Me refiero a la influencia como un mero patrón social, el problema es cuando se emplean las relaciones para favorecer a terceros, menospreciando a quien no cuenta con ese trato de favor. En las empresas, en la política y en la vida diaria todos conocemos casos de enchufismo, donde prevalece la amistad y la recomendación en lugar de las capacidades necesarias para emprender el cometido determinado del que se trate.

En las más altas esferas de la vida pública parece haber existido un desfile de influencias vestidas con traje de etiqueta. El intento de destituir al juez Ruz, la dimisión del Fiscal General del Estado o la imputación de la Infanta Cristina han estado salpicados por cierto beneficio político que ha hecho saltar las alarmas mediáticas y poner en alerta a los ciudadanos. Cuando algo sale más allá de los cauces institucionales comunes, se da a entender que no se ha procedido con la normalidad que se le presupone.

NO. Digo y grito NO alto y claro. NO en mayúsculas. NO a los sucesivos crímenes cometidos como consecuencia de la violencia de género. NO a que en un año mueran más de 50 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. NO a la ley del más fuerte. NO aque sigamos aumentando esta lista negra que es una auténtica lacra social.

Que siempre haya ocurrido no aligera la gravedad de este asunto. La dependencia económica y los hijos suelen ser motivos de unión a los agresores. Pero ya tiene que ser suficiente. Si una mujer denuncia a un hombre por este motivo -siempre hay que valorar las cirsunstancias personales- no se puede esperar a que dé el siguiente paso. Hay que establecer canales de ayuda a la víctima. Esperar sólo significa que ya será tarde.

Es detestable, vergonzoso y absurdo que casi cada semana se conozca una nueva víctima mortal. No puedo soportar escuchar a vecinos y conocidos decir que esto se veía venir. Si en otros países no pasa, algo falla. Una educación básicamente machista y la promulgación de roles subordinados del papel femenino en medios de comunicación y en otros entes sociales fomentan que hoy las nuevas generaciones sigan valorando a la mujer como una posesión. la actuación prepotente de los varones adolescentes ha sido apreciada por sociólogos, psicólogos y hasta profesores, que conviven diariamente con los más jóvenes.

SÍ a políticas de concienciación que sean efectivas. SÍ a la educación en valores de igualdad desde los colegios, pero también en los hogares. SÍ a que se maten los asesinos antes de poner una mano encima a las mujeres y no que se suiciden después. SÍ a que denuncien los vecinos y los cómplices de discusiones, gritos y golpes. Y SÍ a no tener que volver a mencionar este tipo de violencia porque hayamos logrado erradicarla.

Escritura

Esta semana escuché una noticia que me llamó la atención. En Finlandia pretenden sustituir la caligrafía por la enseñanza mediante la mecanografía. Es decir, que dejarán de utilizar el lápiz y el papel y tomará el control el teclado.

A raíz de entonces escuché críticas de expertos que apuntaban a los beneficios que aporta el aprendizaje manual de la escritura a la psicomotricidad . Emplear el lápiz para trazar de una determinada manera y con la fuerza precisa tiene sus ventajas a nivel cognitivo.

No pude evitar pensar en la manera que aprendí a escribir y cómo nos enseñaban las letras en el colegio ¿Aún recuerdan los gestos que articulaban los maestros para hacernos reconocer las consonantes? Yo no puedo olvidarlo. Seguramente tenga su parte de romanticismo.

No sé si es símbolo de una generación pero seguiré escribiendo a mano, utilizando agendas y cuadernos.  Siempre me gustó tomar nota de las cosas que no quiero que se me olviden, porque lo escrito permanece y las palabras se las lleva el viento. De ahí la importancia de la firma o de la redacción de contratos para fijar cualquier tipo de acuerdo.

El paso de tan sólo unas décadas ha significado la escolarización. Algunos de nuestros mayores nunca aprendieron a escribir. Personalmente me han transmitido la importancia que tiene el conocimiento y las "letras". No me permito perder este legado y fomento la lectura pero también la escritura manual, aunque las cartas y las postales hayan quedado obsoletas.