lunes, 26 de enero de 2015

Confidencial

Ante la emergencia de las redes sociales, accedemos a diario a multitud de información, muchas veces de índole privada, de nuestros contactos. También es verdad que cada usuario pone a disposición de sus "amigos" virtuales aquello que quiere o decide que conozcan.

Estos días he reflexionado sobre los datos que algunas personas hacen públicos y que yo considero referente a la más estricta intimidad. Esta semana un contacto compartió la reciente muerte de su madre, en el mismo día de su fallecimiento; por otra parte, una persona hasta fotografió la corte fúnebre de su abuela a su llegada al cementerio.

Desde el más profundo respeto, y conociendo la pesadumbre que se debe sentir en ese momento, considero que conseguir un "me gusta" no se puede sustituir por las condolencias de quien de verdad siente la pérdida de la persona a la que despiden.Y lo califico como una actitud frívola.

Algo similar encuentro en la publicación de los estados personales y la acción de facilitarle a cientos de contactos la más detallada crónica de su ánimo, sin entender que en supuestos de este calibre las redes sociales pueden jugar una mala pasada. No critico estas prácticas, cada quien es libre de expresar y de mostrar lo que desee de su vida; simplemente es que hago de mi privacidad un uso escueto e íntimo.

viernes, 16 de enero de 2015

Boleros

Una tarde de un viernes de enero. Ha comenzado a llover, débil pero constantemente. Me he puesto nostálgica y empecé a escuchar boleros.

Llueve. Un abuelo espera en una parada de guaguas bajo un gran paraguas de color verde oscuro. En la acera de enfrente un hombre maduro, aunque aún joven, acelera el paso cargando bolsas pesadas y vestido con bermudas. Sus zapatos rojos se van llenando de pequeñas gotas de agua.

Y boleros, qué mejor que escuchar boleros para acompañar una tarde de un viernes de enero mientras voy conduciendo en busca de lo que completará este fin de semana.

sábado, 10 de enero de 2015

Dedícame un minuto

Un minuto. Sólo uno. Un minuto para olvidar la discordia y dar paso a la tolerancia. Un momento para que triunfe la libertad de expresión. en todo momento y en todo lugar, porque todos vivimos a diario situaciones que no nos gustan o de las que no somos partidarios, pero a las que podemos responder simplemente con respeto, más allá de cualquier lucha u oposición pacífica.

Un instante para recordar a los profesionales cuyo trabajo es denunciar mediante la sátira o el cinismo escenas cotidianas que suceden en la vida de cualquier ciudad. Mi respeto y mi homenaje en estas palabras, porque mi dedicación, igual que la suya, consiste en la expresión, en la comunicación y en la creación, aunque haya muchos que no compartan mi pensamiento.

lunes, 5 de enero de 2015

Añoranza

Hablando con personas con las que habitualmente he coincidido durante un período de tiempo, han comentado los regalos que recibían en el día de Reyes cuando eran niños. Aquellos que ya cuentan decenas describen las muñecas de cartón que les regalaban en los años cincuenta o las naranjas y golosinas que repartían Sus Majestades por aquella época.

Una mujer de menos edad contó en voz alta y con la mirada hacia el suelo que siempre esperaba entre sus regalos una bicicleta. Todos los años se presentaba con la misma ilusión, pero el tan ansiado juguete nunca llegó. Ella justifica que eran muchos hermanos y que sus padres no podían complacerlos en todo, porque no tenían mucho dinero. Aún así, siempre anheló la bicicleta y jugaba con las que les habían traído los Reyes Magos a sus amigos y vecinos.

Hoy, una noche mágica para los pequeños, habrá niños que seguirán soñando con juguetes o regalos que no obtendrán porque, por desgracia, la situación económica se ha revertido. Hoy son muchos los padres que no pueden ver complacidos a sus hijos porque no tienen dinero apenas para subsistir y mucho menos para comprar juguetes.

jueves, 1 de enero de 2015

Año nuevo

Hoy estrenamos año. Hoy sí, es uno de enero y quiero acercarme a ustedes para dedicarle unas letras. Ante todo, quiero desearles un 2015 protagonizado por buenos momentos y, sobre todo, quiero dejar atrás el lastre que venimos arrastrando.

Que en este nuevo período conozcamos muchas y buenas historias de héroes cotidianos, de trabajadores que encuentran empleo, de estudiantes que terminan su formación, de políticos que trabajan y luchan por el bien ciudadano. No quiero volver a oír hablar de lo que venimos escuchando hasta ahora.

Quiero correr un tupido velo y comenzar este año con mucha estabilidad, sin miedos, con seguridad y con confianza. Ése es mi deseo en voz alta. Conseguir lo que todos nos merecemos, volver a ser un país digno, porque el panorama político y social que hemos heredado no vale dos duros.

Sentir entusiasmo en la calle, que la gente levante la mirada y sonría. Tengamos más o tengamos menos, tener siempre fuerzas para seguir adelante. Aspirar y luchar por un mañana que nos haga merecedores del orgullo de haber sembrado esa semilla. Y en ésas estamos.