domingo, 30 de diciembre de 2018

Despidiendo

Estos días estamos despidiendo el año 2018. Todos los años se acaban, pero unos nos marcan más que otros. Éste ha sido un año de reivindicación, de lucha feminista, de convulsión política, de agitación social y sólo espero que marque las bases para un 2019 más tranquilo pero más pasional, donde defender lo que merecemos y apostar por lo que necesitamos.

Que llegue un año protagonizado por el crecimiento del empleo de calidad, de igualdad salarial, de acogida a quienes buscan una oportunidad, de mejora de la educación, de más inversión en las políticas sanitarias y en el ciudado de los mayores, de respeto medioambiental. Que se reduzcan a cero las muertes violentas y que crezcamos como una sociedad de futuro.

Mis buenos deseos para todos y mis esperanzas en lo que deposito la confianza.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Es Navidad

Nunca dos palabras juntas formaron una excusa tan burda. Es Navidad. Esa expresión basta para permitirnos todo: para comer de más, para consentir a los niños, para ser partícipe de una solidaridad sobrevenida, para malgastar dinero.

Será la magia de estas fechas, porque en estos días ocurren cosas insospechadas y hasta el vecino que creías que era mudo te saluda. Te regalan bombones, te invitan a chupitos y la gente que a diario apenas se percata de tu presencia te desea felices fiestas.

Será la ilusión, las esperanzas puestas en la lotería o simplemente que: "Es Navidad". Brinden, celebren y disfruten.


lunes, 17 de diciembre de 2018

La bestia

Hoy hemos conocido un terrible caso de violencia. Una mujer joven que ha salido a la calle y ha acabado muerta ¿El motivo? Ser mujer. Así de sencillo y así de terrible.

No puedo evitar transmitir mi dolor por tener que contabilizar asesinatos de mujeres. Presumimos de ser seres civilizados y tolerantes y, sin embargo, tenemos que luchar contra una bestia cuya barbarie se vivió en siglos pasados y no parecemos haber superado.

Ni Laura, ni Teresa, ni hijos de fallecidas por violencia de género, ni familias que las lloren, ni vecinos que se lamenten. Esa lista tiene que extinguirse y esta lacra machista formar parte de una cruda historia que nos ha tocado vivir a los coetáneos del siglo XXI, aquel que trascenderá por la lucha a favor la igualdad de oportunidades de las personas.