jueves, 31 de marzo de 2016

Gotas de lluvia

Ayer conducía por la ciudad y delante de mí iba un coche blanco. Al momento me percaté de que de una de las puertas traseras salía una pequeña mano que sostenía una botella plástica de agua sin tapón. Me invadió la curiosidad y lo seguí durante varios metros hasta que en una curva pude ver de lo que se trataba.

Era un niño, de unos 6 o 7 años de edad, moreno y con una gran sonrisa alumbrando su cara. Estuvo un buen rato, al menos hasta que yo tomé otro camino, soportando la botella por fuera de la ventanilla con la intención de que se llenara de agua de lluvia. Pues vaya trabajo, pensé.

Me hizo sonreir, reflexionar y admirar la ilusión que tenemos cuando somos niños, de qué manera creemos poder solventar cualquier inconveniencia. Vaya usted a saber cuáles serían la propiedades milagrosas de las gotas de lluvia. Desde luego que las guardaría como un valioso tesoro. Y con razón.

sábado, 26 de marzo de 2016

Recogimiento

Estos días de Semana Santa son festivos por la tradición religiosa que conmemoran. Son jornadas de culto, de descanso, que cada cual las disfruta a su manera. Hay quien acude a iglesias y procesiones y quien aprovecha los primeros rayos de sol en la playa.

Son fechas de recogimiento y de cumplimiento de las tradiciones con las que nos hemos criado en esta tierra mayoritariamente católica. Hay quien las respeta y quien no, pero son días en los que huele a incienso y sabe a torrija.

Hay ciudades con una devoción destacable, como La Laguna o La Orotava, donde los cofrades comienzan siendo niños y dedican toda su vida al culto religioso de sus imágenes sagradas. Los muy creyentes y los menos practicantes contemplan y admiran la Pasión de Cristo y las representaciones que se realizan a este respecto. Entiéndase como ejemplo el Cristo de la Buena Muerte que la Legión Española carga y al que le canta con afligido sentimiento, que se ha convertido en un reconocido espectáculo.


sábado, 19 de marzo de 2016

Sala de espera

Hace unos días estuve un rato en una sala de espera de un centro de salud público. La doctora llamó a varios pacientes que fueron entrando en orden para ser atendidos y mientras tanto los que esperaban intentaban matar el tiempo.

Algunos se entretenían con el teléfono móvil, tengo que decir que la mayoría. Llegué a contar trece personas en la sala y de ellas ocho consultamos el móvil. Es un refugio, una vía de escape, una forma de llevar la espera de manera más amena. Raras veces existe la posibilidad de conversar con otros pacientes, porque no se conocen y el diálogo no podría ir mucho más lejos del estado del tiempo o alguna cuestión relacionada con el centro.

Al poco tiempo llegó un niño acompañando a sus padres y pasó a ser el centro de atención con sus juegos y guiños. Le quitó relevancia al teléfono. Muchos preferimos ser cómplices de las travesuras del pequeño, que hizo la espera mucho más agradable.

La lectura podría ser otra alternativa, pero se la debe llevar desde casa, porque en los centros sanitarios no se dispone ni de un triste folleto para entretenerse. Podría implantarse la idea de ceder varios libros que estén disponibles para quienes esperan. Mientras tanto, seguiremos mirando el WhatsApp.

Mi padre

Mi padre. De nadie he podido aprender más. Concienzudo, trabajador, metódico y riguroso. Me ha transmitido el amor por el trabajo, el compromiso, la entrega. Es un vigía silencioso, que se preocupa porque todo ande bien, porque caminemos en el sendero correcto.

Ha dejado más huella en mí de la que pensaba. Inevitablemente en muchos aspectos soy como él y me llena de orgullo seguir sus pasos.


Para todos nuestro padre es el mejor y para mí no iba a ser menos. Aprendo cada día y le enseño cosas a él también. Ya va peinando canas y aún guarda la sonrisa de un niño. Es padre y abuelo. Simplemente, lo quiero.

sábado, 5 de marzo de 2016

Polvo

En las tiendas modernas y cómodas que abundan en las grandes superficies comerciales encontrará algo no tan frecuente en los pequeños comercios. Hablo de polvo. Sí, suciedad, ácaros ¿Se ha percatado de la cantidad de estas partículas que se encuentran en las esquinas de los probadores y en las estanterías de establecimientos donde trabaja una media de cuatro personas por turno?

Sin ir más lejos, ayer visité una tienda de ropa y útiles de una popular marca. Me refiero a esas donde hay que hacer cola para pagar y hay diez cajas. Pues bien, en la sección de hogar, la ropa de cama acumulaba una cantidad de mota que dudo que alguien acceda a comprarla sin que le ataque la alergia. Lo mismo ocurría con velas y otro tipo de utensilios.

Desde aquí y en mi humilde opinión, procuraría menos gasto en márketing y publicidad e invertiría en la salud e higiene, que reporta beneficios tanto a los clientes como a los trabajadores. Con esto no me refiero a poner ambientadores, que impregnan los productos del olor y por otro lado, también pueden causar alergias. Hay una fácil y práctica solución: agua y jabón.