martes, 27 de diciembre de 2016

Espíritu navideño

Un año más estamos sobrellevando la Navidad con sus excesos y sus encuentros. No es que no me guste, sino que creo que ya no conservo el espíritu. Desde luego que me encantaría vivirla con la ilusión y la magia que la sentíamos cuando éramos niños, pero la madurez nos ha dado de bruces y nos ha devuelto a la realidad. Lo digo en plural porque le ocurre a mucha gente.

La Navidad se ha desvirtuado. Hoy se ha convertido en un cúmulo de brindis, comidas, compras, regalos, adornos y demás asuntos que pueden llegar a convertir esta etapa en muy estresante. Ni menciono la dedicación que requieren los menús de los días grandes y la recepción de visitas,  la sonrisa puesta, los buenos deseos de personas con las que nunca antes habías cruzado palabra...

Es una celebración arraigada en la tradición religiosa donde se impone el encuentro familiar. Ya sentados, cenando cualquier manjar me vienen a la cabeza quienes no tienen familia, quienes huyen del horror de la guerra, quienes sufren el dolor causado por el hombre y no tienen árbol de Navidad ni cantan villancicos. Y me entristece. Cada vez nos toca más de cerca y seguimos haciendo oídos sordos. El hombre es una fiera para el hombre.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Sosteniendo tu mano

Estos días fallecieron un popular periodista catalán y su esposa. El caso saltó a la prensa en un comienzo destacando los méritos profesionales del informador; pero los investigadores tardaron poco en descubrir que se trataba de un asesinato. El escenario pudiera parecer romántico por la carta de despedida de un afamado escritor donde rezaba algo similar a: "morir agarrando la mano amada", pero es, sin duda, burdo, cruel y macabro.

Hasta un tiempo después no se destacó que la mujer asesinada era médico y que la pareja no pasaba por su mejor momento. El periodista, tras haber sufrido una operación, estaba convaleciente y qué mejor que precisar los cuidados de su doctora...

Abogo porque dejen de banalizarse las muertes de mujeres de manos de cobardes machistas que encima pretenden colgarse una medalla. Siempre me pregunto por qué, cómo puede suceder. Es reciente el caso de un individuo que le dio una brutal paliza a su novia y que hemos podido conocer porque fue grabado en su portal. No digamos lo que sufren de puertas para adentro.

Expreso en mi blog mi condena y repulsa por la actitud degradante que emplean algunos hombres hacia las mujeres. La propia Madonna, que recibió un premio por su carrera musical, enunció un discurso conmovedor en el que expresaba lo que ha sufrido por el simple hecho de ser una mujer. Esto no puede seguir pasando.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Imitadores

Escuché a un psicólogo hablar sobre la imitación de conductas que realizan los niños desde que son muy pequeños. Cuando se es un bebé, repetir las acciones de los adultos es la manera de aprender. De hecho, para adquirir la capacidad de hablar no hacemos otra cosa que imitar a quienes escuchamos. Lo mismo ocurre para caminar, para comer y muchas otras aptitudes.

El especialista se refería a que ya en la edad adulta, en los tiempos que vivimos, es más fácil imitar a los demás que defender una personalidad propia. Los jóvenes idolatran a personas que admiran: cantantes, futbolistas, modelos, etc. Las redes sociales se han convertido indudablemente en una catapulta de exhibiciones que entrañan modos de vida que se repiten a semejanza.

No tengo que plantearme si soy una imitadora o si soy imitada. Me refiero tanto a la manera de actuar como a la gesticulación, la vestimenta y los modos en general. Si me fijo en mi entorno de relaciones personales, creo deducir que hay quien se fija en mí, pero probablemente yo tome como referencia a otras personas a las que me gustaría parecerme.

Si aprendemos imitando, quiero ser una copiona. Quiero reflexionar como lo hacen los pensadores que me hacen plantearme cuestiones de la vida diaria. Quiero escribir como los escritores a los que leo y quiero emocionar como quienes hacen que me emocione. La cuestión principal es tener buenos ejemplos y poder interiorizar ese conocimiento hasta hacerlo parte de nosotros.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Nada para Nadia

Después de conocer el popular caso de Nadia, una pequeña paciente de una enfermedad rara cuyos padres han defraudado a quienes donaron dinero para su tratamiento, destinándolo a fines totalmente ajenos a la recuperación de su hija, todos nos hemos cuestionado cómo han sido capaces.

Es un caso insólito y lamentable, donde los afectados además de la niña, son las miles de personas que accedieron a su historia mediante los medios de comunicación e hicieron entrega de un donativo económico. Probablemente muchos han hecho sacrificios para colaborar con esta buena causa, que resultó no ser tan solidaria ni tan noble como se pudiera pensar al principio. Se ha afirmado que Fernando Blanco, el progenitor de Nadia, tenía antecedentes por estafa y ahora la Justicia investiga si se trata de su verdadero padre biológico.

Lo que realmente me planteo es de qué manera unos padres pueden sacar partido de la enfermedad de su hija para beneficiarse de manera lucrativa y deshonrosa. Del total de la cantidad recaudada, que ascendía a miles de euros, sólo se ha demostrado haber invertido menos de 300 en un tratamiento para la pequeña y el número de cuenta destinado a la recaudación para tratar la enfermedad de la niña ha tenido movimientos bancarios con una procedencia bien distinta.

Por desgracia, es una realidad que existen casos de niños que padecen enfermedades y que necesitan de nuestra ayuda. Así que espero que no paguen justos por pecadores y que nuestra solidaridad no halle en esta historia término.