sábado, 26 de julio de 2014

En la Web

Si usted se encuentra desempleado y ha iniciado una búsqueda de trabajo, seguramente se haya dedicado a visitar empresas (currículum en mano) y a entregar su candidatura con la esperanza de que le llamen y acceder a una entrevista que le abra las puertas al ámbito profesional.

Pues bien. Le adelanto que hay un `todo´ que recibe miles y miles de perfiles. Ese ente es la todopoderosa Web. Y es que basta que acceda a un establecimiento con la intención de entregar su currículum para que le recomienden que lo envíe por la página Web. Ahora sí, se enfrenta usted a un formulario detestable en el que tiene que incluir detalladamente los datos de sus logros académicos y laborales.


Más le vale recordar exactamente el día que inició y culminó la carrera o el número de horas que acumula cada curso, porque si no, no será posible introducir los méritos. Y ni le cuento lo que tiene que hacer para actualizar su perfil, ya que es necesario teclear su nombre de ususario y contraseña en cada página en la que se inscribe, y esta última debe incluir números, letras mayúsculas y minúsculas, símbolos y un número determinado de caracteres.

Bendito al que no le desespere hacer un registro online con tal cantidad de requerimientos. Yo casi que prefiero colgar el currículum en las farolas y que lo consulte quien lo precise.

sábado, 19 de julio de 2014

Tiempo de guerra

En la vorágine temporal en la que estamos inmersos y con la cantidad de avances científico- tecnológicos que existen y que se descubren día a día, aún hay espacio para la guerra, para la masacre, para la maldad y para el odio. Para la aversión entre culturas, para la discriminación y para la pobreza en el peor de sus extremos.

Hoy, que el hombre civilizado ha logrado desbancar a los tiempos pasados, que se ha pisado la Luna, que se han logrado proezas extraordinarias en el ámbito de la medicina y la ciencia, que el mundo debería seguir avanzando hacia el progreso, aún hay cabida para lo mísero y lo bajuno.

Con la cantidad de alimentos sobrantes que consume  el mundo occidental se podría paliar el hambre que existe en la otra mitad del planeta, pero no. No interesa, no importa que otros sufran mientras que el primer mundo tenga a la mano todo lo que precisa. Se seguirán construyendo máquinas inteligentes que a los pocos años serán obsoletas, mientras unas sencillas vacunas podrían salvar de la muerte a la otra mitad.

La noticia del accidente aéreo de esta semana me ha conmocionado. Murieron 298 personas, muchas de ellas expertos con un excelente potencial que se dirigían a un congreso mundial sobre sida. Sin duda, les lloran más que sus familias.

Por desgracia, en tiempos de avances volvemos a la guerra. Los territorios israelíes y rusos se afanan en las armas para disputarse las diferencias culturales. Y los niños que jugaban en las playas lo pagaron con su vida.

domingo, 13 de julio de 2014

Un médico con vocación



En la mañana temprana del viernes 11 de julio de 2014 una paciente acude a un centro de salud público porque acusa una reacción alérgica que considera que le ha ocasionado la ingesta de un antibiótico. Tras examinarla, y corroborar pápulas y rojeces en las articulaciones, la doctora que le atiende, emite ese diagnóstico y le desaconseja volver a tomar amoxicilina, del grupo de los antibióticos derivados de la penicilina. Como consecuencia, la enfermería del centro le administra Urbazon 40 y Polaramine. Tras esto, la afectada regresa a su domicilio y hace vida normal.

El día siguiente, sábado por la tarde, la paciente vuelve a acudir al servicio de urgencias adoleciendo los mismos síntomas, pues las erupciones le volvieron a brotar. El médico que le atiende en esta ocasión confirma la alergia y le plantea inyectarle el tratamiento. El facultativo le receta de nuevo Polaramine y conviene sustituir el Urbazon por Celestone Cronodose, que tiene una actuación más prolongada y evitaría volver al día siguiente con el mismo problema.

La paciente se dirige a la enfermería acompañada del doctor, que le proporciona al enfermero la dosis de Celestone y le indica la medicación a suministrar. Ante esto, el enfermero se niega en voz alta y ante la usuaria, alegando que no inyectará ninguna medicina que no proporcione el Servicio Canario de la Salud (SCS). El médico le rebate y ambos discuten durante unos minutos con la enferma presenciando la disputa.

Ante esta situación inverosímil a ojos de la paciente, ésta pregunta que cuál es el problema que existe para inyectarle la medicación. El médico responde que el SCS no proporciona el medicamento indicado, sino Urbazon, que tiene un efecto más corto en el tiempo. El doctor le explica a la paciente que el coste de Celestone no es elevado y aún así no se encuentra disponible en los centros sanitarios, sino que se envía al paciente a comprarlo a la farmacia y posteriormente se le inyecta, una vez que regrese al centro con la dosificación. Para evitar este inconveniente, el facultativo trae hasta el lugar de trabajo algunos fármacos que anteriormente ha comprado para poder emplearlos en un caso como una reacción alérgica.

El altercado se resuelve con la disposición del médico de inyectar él mismo la medicación a la paciente, para lo que se dirige a la sala de reanimación de que dispone el centro. Además, le expide una receta con un tratamiento oral de corticoides para los siguientes 10 días, período en el cual sigue haciendo efecto el tratamiento ingerido.

Sin aras de establecer una pugna entre médico y enfermero, surge la duda de la conveniencia del procedimiento y de la escasez de medicación en los centros de urgencia para casos de gravedad o con posibles complicaciones. Entiendo la actuación de ambos profesionales, que han actuado cada cual en función de sus exigencias laborales.

La dicotomía la plantean las clínicas privadas con convenio con la Seguridad Social, a donde cientos de usuarios acuden con regularidad tal vez tras una experiencia previa como la citada.

sábado, 5 de julio de 2014

Una página en blanco

A lo largo de los días, a ratitos, muchas veces durante la vigilia se me ocurren buenas ideas que podría plantear aquí. Son meras anotaciones que hago mentalmente y que luego parecen desvanecerse u olvidarse. Cuando decido dedicarle unos minutos al blog, me enfrento, cómo no, a una página en blanco. Cientos de caracteres parecen pelearse por entrar a escena, pero plantearé sólo aquello que, como curiosa que soy, quiero compartir con ustedes.

Decididamente me llaman la atención las rebajas. Cada año comienzan con una espléndida campaña y nunca son lo que prometen. O eso o soy yo la única que no encuentro cosas válidas y al precio que anuncian justo a la entrada de la tienda.

Verdaderamente me sorprende comprobar cuánto incide la moda en nuestra apariencia social. Que nadie me diga que no se ha cruzado con una jovencita en shorts y melena planchada, porque si no es que no ha salido a la calle.

No sé cómo se establecen los parámetros de moda, pero está claro que tienen muchos seguidores. Ya sea en ropa, peinado, accesorios y me atrevería a decir hasta en comportamiento. Para seguir las últimas tendencias no hace falta consultar revistas ni folletos sino salir a la calle.