domingo, 22 de diciembre de 2013

Quién quiere trabajar

Después de tres años y medio desempleada, he encontrado trabajo. Por fin. En una categoría profesional distinta a mi formación, pero en un puesto que había desempeñado con anterioridad. Llevo años buscando hacerme un hueco en el mercado laboral, que parece que se ha dignado a dejarme pasar.

Ahora me pregunto: ¿quién quiere trabajar? Porque, aunque no se lo crean, hay quien se encuentra acomodado cobrando el subsidio de desempleo y sólo se apura en buscar empleo cuando no percibe ingresos. No es mi caso, pero les aseguro que existe.

Hace sólo unos días un hombre montaba un "numerito" en una oficina de empleo al comunicarle que había agotado su prestación. Y es comprensible, con los hijos y la hipoteca a su cargo, cualquiera puede perder los nervios.

Hoy festejo por mí, pero sé que en sólo unos meses seré de nuevo una de ellos. Así que hay que curarse en salud. No queda otro remedio.


lunes, 16 de diciembre de 2013

No es nada



Ya son pocos los negocios o los establecimientos comerciales donde le gratifican con la frase: “Eso no es nada” y no le cobran un pequeño trabajo. Lejos de la Navidad es raro que tengan un gesto con los clientes. Ya hay poca cortesía, ni siquiera se reparten los artículos de regalo como bolígrafos o calendarios, tan populares en otras épocas.

Hasta en los bares le cobran por un vaso de agua, pero aún existen lugares, normalmente pequeños locales donde no le cobran. Es el caso de algunas ópticas o talleres de joyería, donde le realizan pequeños trabajos a cambio de nada. Seguramente será una estrategia para fidelizar la clientela, pero es de agradecer.

Imagínese que le dicen que le regalan el trabajo en un taller cuando lleva su coche por una avería; pues aunque no lo crea, conozco a quien se lo han efectuado. En tiempos donde todo cuesta, todo vale.

Y lo bien que sientan los detalles, sea por la razón que sea. Si va a una cafetería y le brindan con un bombón o le obsequian con objetos de merchandising del tipo llaveros o camisetas. Ya cada vez se ve menos; menos negocio, menos inversión y menos atenciones.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Truenos

Últimamente, cada vez que se aproxima una tormenta a Canarias las autoridades no tardan en declarar la alerta meteorológica. Tras la terrible Delta y sus nefastas consecuencias, todo son prevenciones.

Pero una cosa lleva a la otra y apenas caen unas gotas y ya todo el mundo está con el miedo en el cuerpo. La declaración oficial del tiempo adverso, seguido de la suspensión de clases escolares y la imprescindible recomendación de cuidado al volante son más que habituales en las pocas épocas de lluvia intensa que tenemos en las islas.

Está bien prevenir y estar informado, pero considero excesivo que se decrete una situación como más grave de lo que es. Que llueva es normal en otoño e invierno y que corra el agua pluvial por los barrancos no es una epopeya, puesto que es la mera función natural que tienen.

Como tenemos poca costumbre, creo que es hasta lógico el asombro, pero no me parece adecuado dejar de trabajar o de acudir a los centros educativos. Cierto que las carreteras se colapsan cuando llueve, que nadie quiere mojarse, pero existen los paraguas, las botas, los guantes, los gorros, los anorak. No llevamos bien el frío. Y no digamos si hay truenos o si deja de funcionar el abastecimiento eléctrico. Eso ya es otro cantar.