lunes, 27 de agosto de 2018

Tus manías

La mayoría de nosotros, como seres sociales que somos, en la interactuación con otras personas apreciamos o nos hacen notar que tenemos manías, costumbres o hábitos que nos hacen singulares.

Hay algunas de ellas más frecuentes como bajar el volumen de la radio cuando aparcamos o morder la tapa de un bolígrafo. Ambas son situaciones explicables, pero no necesarias.

Hay otras menos frecuentes como comer siempre con los mismos cubiertos o aparcar en el mismo lugar en un aparcamiento público. Cómo es obvio, también son razonables, pero son escasamente azarosas.

Luego están las costumbres extravagantes que se mezclan con los rituales, como hacer mezclas deleznables con alimentos o lavar el coche solamente los miércoles.

Sea como fuera, son tics que nos caracterizan y forjan nuestra personalidad. Y creo que desde el individuo más sencillo al más complejo, goza de estas pequeñas pinceladas que nos hacen únicos.


jueves, 16 de agosto de 2018

Una ciudad llamada...

Me ha llamado poderosamente la atención una pequeña anécdota que me ha ocurrido trabajando. Durante una conversación que he mantenido en estos días con una turista, ella citó textualmente: "Nosotros vivimos en una ciudad llamada Oviedo...", frase que acompañaba con una gesticulación exagerada.

Me dio la impresión de que pensaba que hablaba con una niña, pero creo que realmente lo que ella creía es que yo ni siquiera sabría ubicar en el mapa dónde se sitúa Oviedo. Tal vez imagina que en este inframundo canario las ciudades peninsulares están en el confin de la tierra y que desconocemos por completo la geografía más allá de nuestro archipiélago.

Me encantan mis islas, pero también sé dónde está Oviedo y Málaga o Logroño. Entiendo que para muchos viajar a ultramar sea algo exótico, pero creo que desde el aterrizaje en suelo isleño se puede apreciar que dejamos atrás el taparrabos hace milenios.

domingo, 5 de agosto de 2018

Veraneo

Ahora, que hace años que vivimos inmiscuidos en las redes sociales, tenemos una imagen gráfica de cómo son los veranos. "Veraneo" llamaría yo a la suma del verano y postureo porque ¿qué sería de nosotros sin las fotos de los pies sobre la arena, las bebidas refrescantes, los atardeceres, las imágenes de la costa?

¿Se acuerdan de cuando no había postureo? Eran tiempos en los que se disfrutaba de las vacaciones sin más, sin fotografías que dieran testimonio. A mí, no sé si por nostálgica, me parecían más auténticos, las tardes de verano eran idílicas y sobre todo eran tuyas.

Hoy la privacidad en las playas es casi imposible. Lo digo porque recorrí a pie varios kilómetros para llegar a una cala y cuando me tendí sobre la toalla vi un dron sobrevolando mi cabeza. Se ha perdido el encanto.  Las imágenes no nos las llevamos en la retina, sino que el dominio de lo digital ha llegado aún a lugares poco accesibles y lo hace desde las alturas.