martes, 20 de agosto de 2013

Condena a la homosexualidad

En estos días que vivimos, y a contracorriente con los tiempos, estamos presenciando frecuentes ataques a la homosexualidad. Son acontecimientos que se han convertido en exposiciones mediáticas porque hay países en los que se respeta la condición sexual, pero otros que van muy atrás en cuanto a la tolerancia en este sentido, como ocurre en Rusia.

Un joven ruso fue asesinado recientemente y sometido a torturas por grupos de extrema derecha, que se han convertido en atacantes de personas gays. El último caso conocido apunta a un chico al que agredieron en su propia vivienda y que falleció posteriormente como consecuencia de las heridas que le causaron.

Hace unos días, un periodista del mismo país fue despedido la noche que decidió anunciar en directo que era homosexual. Firmó su propia condena cuando se equiparó a Putin y a otros representantes políticos, abogando por la igualdad de oportunidades.

Dos atletas rusas se besaron en el podio tras recibir una medalla de oro en los Campeonatos Mundiales de Atletismo, por los méridos obtenidos en la competición. La instantánea saltó de inmediato a los medios y hay quien la ha calificado como apoyo a la comunidad gay. Éste es uno de los supuestos en que se desvía la atención deportiva a los detalles nimios. En lugar de congratularse por el esfuerzo, se especula con la intencionalidad del gesto.

Cuando se lucha por el respeto, la tolerancia y la convivencia, y cuando la legislación ampara cada vez más y en más lugares los derechos de los homosexuales, hay países donde aún se condena y se persigue esta condición. Es equiparable a los casos en que se condena a la mujer a la reclusión en el hogar o a la muerte por haber cometido una traición familiar. Todos ellos bañados por el mismo jugo: intolerancia.



martes, 6 de agosto de 2013

Ratas en las playas

En un paseo vespertino en la tarde de ayer por la orilla del mar me paré a sacar una fotografía. A lo lejos, debajo de unas rocas vislumbré una cantidad de basura tremenda en la arena y me dispuse a obtener una instantánea para denunciarlo en las redes, para hacerlo saber y hacer tomar conciencia.


Cuál fue mi sorpresa cuando me veo correr junto a la basura a una rata. Sí señores, un roedor veraniego que se alimenta gracias a los restos de comida y basura que se abandonan en las costas. Increíble, por más campañas de concienciación que se saquen, y por muchas papeleras que se dispongan en la arena, la gente sigue siendo sucia, descuidada. Y digo "la gente" porque yo desde luego no lo hago. Ni en las playas, ni en los montes.

Abogo por el cuidado del medio y fíjense que en la imagen aparece hasta una sombrilla de playa, cuando a unos pocos metros se encuentra un contenedor donde hubiera sido fácil depositarla. Mientras tanto, seguiremos teniendo compañía animal en las playas.

Sin trabajo, pero con mucho tiempo

En estos momentos son múltiples las personas que no tienen empleo, después de haber estado muchos años trabajando, y ahora disponen de mucho tiempo libre. Esta situación desemboca en ocasiones en trastornos de ansiedad y sentimiento de frustración al no poder desempeñar su profesión y no sentirse útil.

Una alternativa extremadamente eficaz en estos casos es el Banco del tiempo, una plataforma donde se intercambian servicios entre los socios, sin intermediación del dinero, sino a cambio de horas.

Cada usuario presta y recibe servicios y la recepción de cualquier actividad puede hacerse por parte de cualquiera de los socios que conforman el Banco del tiempo, por lo que funciona como un gran trueque entre mucha gente.


Sin duda, es un tema interesante. Si quieres conocer a los coordinadores y a algunos de los usuarios de la entidad, te recomiendo que leas mi reportaje: canarias3puntocero.info/8882