lunes, 28 de agosto de 2017

Leyendo

¿Cuántos libros lees al año? Me alegraría saber que tu respuesta es en plural. Sí, aunque debiera ser al contrario, creo que los lectores vamos siendo cada vez menos. Y es una pena.

Está claro que las nuevas tecnologías le van robando terreno al papel; pero eso no quita para acceder al sublime y grandioso mundo de las letras. No me imagino la vida sin literatura, sin poesía, sin el "realismo mágico" de mi querido Gabo...

Y pobres de quienes se priven de la sabiduría, de la complicidad y de las grandes aportaciones de las que nos nutrimos leyendo. De los escenarios en los que nos metemos y la compenetración que sentimos con los personajes. La intriga, la espectación, la satisfacción o la decepción se viven de diferente manera tras la pantalla que inmiscuido en las páginas de un libro. Sin duda, pienso seguir viviéndolo cada párrafo.


domingo, 20 de agosto de 2017

Dolor

Este agosto el dolor nos ha tocado de cerca y nos hemos dado cuenta de que somos vulnerables. Igual de sensibles que cuando la tragedia ocurre en otro lugar, pero hemos sentido el dolor más nuestro, más cercano, que habla nuestro idioma.

Cuando conocemos la identidad de los fallecidos en un atentado como el que ocurrió en Barcelona esta semana, sean turistas o nacionales, sentimos nuestro ese dolor marcado por la injusticia. Las velas, las flores, los escritos de condolencia son la señal de la solidaridad de un pueblo despierto y empático que lamenta el dolor de los nuestros.

Las muestras de humanidad de profesionales de la hostelería, de taxistas, de comerciantes y de ciudadanos anónimos me hacen sentir orgullosa del país donde vivo. Sin dejar de mencionar la exquisita y necesaria labor de las fuerzas de seguridad.

Cuando todos nos hemos sentido atacados la mejor respuesta no es otra ofensa, sino el respeto, la tolerancia y la convivencia pacífica, para demostrar que más allá de las diferencias políticas somos una nación unida, solidaria y ejemplar.




domingo, 13 de agosto de 2017

Microalgas

Sin duda alguna, éste ha sido el tema de las últimas semanas: la existencia de microalgas en las costas canarias. Todos hemos tenido opinión al respecto. Los usuarios de las playas consideramos que este hecho es producto de los vertidos de aguas residuales al mar. Las instituciones, sin embargo, lo han bautizado con un gran y polémico eufemismo: "microalgas".

Las bromas y memes no han tardado en llegar: fotos, vídeos e incluso se les ha dedicado una canción. Me asombra el sentido del humor de las bromas que se difunden por Internet y Whastsapp, que nos hacen reír casi de cualquier cosa.

Evidentemente, el tema tiene otro trasfondo, más allá de una urticaria o una infección y es que estas manchas en nuestras playas tienen una consecuencia fatal para el turismo, que en la temporada estival llega a Canarias en busca de un baño en el mar en un entorno limpio y seguro. Varios medios de comunicación extranjeros publicaron imágenes con las manchas marinas que no son precisamente atrayentes para los posibles visitantes de las Islas.

Considero que la implicación gubernamental está siendo escasa y vana. Cuando necesitamos certezas y garantías de poder disfrutar de la costa con tranquilidad, encontramos una bandera roja en la arena y el consejo de disfrutar de otras partes de la playa. Claro, en un risco nos vamos a subir en lugar de darnos un chapuzón con temperaturas superiores a 30° grados.

sábado, 5 de agosto de 2017

Insensatos

El ser humano, que ha sido capaz de lograr un significativo progreso, va demostrando con su modo de actuar que es insensato. Se ha centrado en innovar y mejorar su existencia sin tener remilgos en las consecuencias que deja a su paso.

La tecnología, los avances médicos, la industria del bienestar han mejorado nuestra forma de vida, pero han conllevado irreparables desastres que hoy por hoy son imposibles de solucionar. Los residuos nucleares, la contaminación ambiental y atmosférica están acabando con lo único que nos hace falta de verdad: el medio natural.

Es lamentable observar la evidencia del cambio climático, que hemos acelerado por nuestro comportamiento consumista y nada prudente. Podemos elegir entre reciclar o no hacerlo, o entre consumir combustibles o energías limpias. Las respuestas institucionales, que deberían ser tajantes son extremadamente laxas y, por desgracia, las acciones ciudadanas más comunes son las menos sensatas.