miércoles, 25 de octubre de 2017

Sugerencias

En los tiempos que corren es habitual que realicemos reclamaciones o quejas a las empresas con las que tenemos un vínculo económico por causa de los servicios que recibimos.

No es tan habitual exponer sugerencias para reconocer y valorar el trabajo de los demás,  las buenas maneras de proceder y la atención que nos proporcionan algunos profesionales, que hacen que confiemos en ellos y en su compañía o la institución para la que trabajan.

Rompo una lanza por ellos y por hacer visible que estamos contentos con su actitud, que da más valor a lo que hacen. Agradezco y estimo a esas personas que son amables, empáticas y optimistas por naturaleza, porque me contagian su buen rollo.

martes, 10 de octubre de 2017

Tu admirador

Hoy iba caminando por la calle tras un niño y su padre. Este último levantaba considerablemente la voz y reñía al pequeño, que a mi juicio no tendría más de 6 o 7 años, por no jugar bien al fútbol. El niño caminaba con el equipaje puesto y la cabeza baja.

En algunos momentos me dieron ganas de intervenir. Me hervía la sangre de ver cómo acusaba a su hijo de no moverse bien y le increpaba diciendo que iba a comentarle al entrenador que lo dejara en el vestuario, ante lo que el pequeño levantó la cabeza y gritó : "No".

No pretendo que los padres jaleen y alaben a sus hijos de manera desmesurada, pero el ánimo debería venir con ellos, trabajado desde casa. Seguramente no sea el mejor, ni llegue a ser Messi, pero lo mínimo sería que sus padres confiaran en él y le admiren por lo que hace.

miércoles, 4 de octubre de 2017

A primera vista

Los seres humanos somos animales de costumbres. En nuestras relaciones sociales establecemos contacto con otras personas y desde el minuto cero abrimos una carpeta en nuestro cerebro para clasificar a nuestros interlocutores.

Las categorías son múltiples: estúpido, parlanchín, tímido, egocéntrico, extrovertida... y se encasillan casi de manera automática tras un primer contacto. Las interactuaciones siguientes serán fundamentales para mantener ese calificativo o catalogar a la persona como algo totalmente distinto.

A todos nos ha pasado. Hemos conocido a alguien que, simplemente, por sus características físicas o por la primera conversación que hemos mantenido con ella la hemos tildado de algo, pero que después de profundizar en la relación nos hemos dado cuenta de que es opuestamente diferente. Estos casos me encantan, porque son una cachetada a nuestro raciocinio y una lección de aprendizaje que nos hace luchar contra los malditos prejuicios a los que parece que estuviéramos condenados a rendirnos.

lunes, 2 de octubre de 2017

El día después

Ayer se hizo realidad el 1 de octubre. Miles de ciudadanos salieron a votar en Cataluña mientras el resto de España contemplaba atónita el espectáculo. Los medios informativos internacionales hablaban del referéndum catalán, mientras la televisión pública española emitía reportajes de "Españoles por ell mundo". Ole el arraigo.

Me parecen lamentables las escenas de violencia que se han repetido. Lamentables y evitables. Porque se puede evitar golpear a personas mayores, tirar de los pelos  mujeres, aporrear a todo el que se cruzase por el camino o quien defendía su derecho a manifestarse. Se puede evitar valerse del poder para crear violencia, odio y tiranía.

No soy independentista, ni separatista, pero no soy capaz de enarbolar la bandera española simplemente para dar a entender que no apoyo la iniciativa catalana. Me explico: entiendo la diferencia de los pueblos, la idiosincracia de cada terrirorio y creo que la proclama catalana busca la opinión y el posicionamiento de un pueblo que tradicionalmente ha sido reivindicativo y singular; más allá de los intereses políticos.

No quiero que se independicen de España, porque no se entendería la nación con sus comunidades autónomas, en el sentido estricto de la palabra. Pero tampoco entiendo que el Presidente del Gobierno de España se escude tras la actuación de los cuerpos de seguridad y declare que el referéndum no ha existido y que somos un ejemplo internacional. Menuda hipocresía.