sábado, 28 de febrero de 2015

La barbarie

Estos últimos días con motivo de las actuaciones de grupos radicales, han aparecido en televisión imágenes de cómo matan y torturan a los infieles, a aquellas personas que no piensan como ellos o incluso contradicen los actos que se cometen con el pretexto de la religión.

No sólo graban lo que le realizan a quienes han capturado, sino que hacen públicas imágenes del reclutamiento de niños que pasarán a ser los futuros combatientes. Para ser uno de ellos es preciso someterse al dolor. He visto cómo pegaban patadas a niños en la zona abdominal o cómo les golpean con palos. Este ritual forma parte de la preparación y los padres no sólo lo permiten, sino que lo ven como algo habitual; debe se ser hasta un orgullo.

El mundo occidental se ha conmocionado al ver con la rabia que destrozaban esculturas históricas. Y es cierto que uno no puede permanecer inmóvil ante tanta barbarie, ante la desolación. Pero más allá de la historia, no entiendo una religión que justifica la matanza a seres inocentes, que quiere callar a quien no habla igual que ellos a golpe de pistola.

Condeno estas actuaciones como lo hago con cualquier expresión de violencia, pero lo que no tolero es que el islamismo sirva como razón para aterrorizar al mundo y para sembrar la semilla del odio, la crueldad y hacer como si los derechos humanos fueran cosa de un pasado remoto.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Batallitas

Todos hemos oído hablar en alguna ocasión a una persona con ímpetu sobre el servicio militar, sobre un parto, sobre el examen de conducir, etc. Estos son algunos de los temas que podrían calificarse de batallitas y que quienes lo han vivido, detallan acaloradamente y con todo lujo de detalles.

Uno de los temas más típicos en los relatos de los hombres es la convivencia con los compañeros durante la realización de la mili. Salen a flote los trabajos que realizaban, las maniobras, las comidas y el recuerdo empañado de una época que tuvieron que vivir la mayoría de varones que hoy son adultos.

Entre las señoras, un tema de conversación muy recurrente es narrar las peripecias que sufrieron durante el parto de sus hijos. Aquí se refieren por menor las circunstancias de la llegada al mundo de los pequeños, incluyendo dolores, tratamientos, reacción del personal sanitario y un largo etcétera.

Y entre una gran cantidad de población existe un asunto que refiere gran cantidad de comentarios: la obtención del permiso de conducir. Aquí los protagonistas son las prácticas de conducción, los profesores, las autoescuelas, los examinadores, las señales de tráfico, semáforos y pretiles que alteran su estado previo y hacen finalizar la jornada como un auténtico drama o como un milagro.

No es mi intención estereotipar las conductas, pero ponga atención cuando se debata sobre estos temas y ya me contará acerca de las batallitas.


domingo, 15 de febrero de 2015

Mascaritas



Son días de Carnaval. Lo más propio es salir a la calle ataviado con los atuendos más extravagantes y simpáticos. El ritmo lo marca la batucada, la rumba y el tambor. Se pintan las caras, se colocan pelucas y se utilizan accesorios: plumas, brillantes, sombreros…

La originalidad se ve en cada disfraz, en cada calle. La perspicacia de la gente sale a escena en forma de crítica vestida de Carnaval. Y aunque son menos, se siguen utilizando las máscaras, tan típicas de los festejos del Carnal, las que ocultan la cara y dejan salir a escena la picardía y el humor de quien se esconde tras ellas.

El baile se concentra en calles y plazas, que son un espectáculo de gente, ritmo y color. Y sigue siendo como siempre. Hombres con barba y pelo en las piernas se suben a unos tacones, se ponen pestañas postizas y se pintan los labios. El lunes volverán a la oficina y será como siempre; o ya nunca será igual, hasta el próximo Carnaval.

viernes, 6 de febrero de 2015

En bandeja

Últimamente, cuando acudimos al supermercado, encontramos una amplia variedad de productos frescos que están dispuestos empaquetados en bandejas plásticas. Me refiero a las frutas, verduras y hortalizas, de forma que, debe comprar seis manzanas o una red de cebollas que usted no elige, sino que ya vienen en el formato que supuestamente es más cómodo para el consumidor.

En mi opinión se equivocan. La gracia de comprar productos vegetales en mercados o fruterías es que todo lo envuelve el olor, a naranjas o a perejil. Aquí sí que se sabe que todo es fresco. El género se presenta a granel, para que pueda comprar la cantidad que quiera, y sea usted quien decida qué es lo que quiere llevarse.

Papel aparte es el que juegan los intermediarios entre los agricultores y los consumidores. Quien lo cosecha lo vende a un precio mínimo, quien lo distribuye y lo comercializa suele ser el pez gordo; ya que no le cuento nada nuevo si le digo que el comprador puede pagar hasta el trescientos por ciento de la cantidad a la que se vende el género en origen.

Ustedes deciden, pero para comer fresco y sano les recomiendo las cooperativas de agricultores, los mercadillos y los pequeños establecimientos regentados por trabajadores del sector primario. Porque de lo que se come se cría.

domingo, 1 de febrero de 2015

Desnudos

He visto el tramo de un vídeo que circula por Internet donde se transforman los estereotipos del cuerpo ideal de la mujer a través de los siglos.

Nada tienen que ver las cualidades de la mujer del Renacimiento: blanca de piel, de complexión gruesa y con laboriosos peinados, con lo que hoy se entiende por el modelo de belleza.

Ha cambiado el estilo de vida y los parámetros estéticos también se han modificado, pero a la inversa. Si lo piensa, hoy, que nuestro día a día es más cómodo y sedentario, la figura femenina es más delgada, más alta y mucho más sensual, hasta el punto que se exagera la sexualidad.

Me remito a la imagen que se ofrece de la feminidad en cualquier medio visual, desde la televisión hasta la publicidad. Así se crean los conceptos que cree por habituales la sociedad en que vivimos: la mujer, el desnudo y lo que quiera que deseen vender o anunciar. De esta manera se crean patrones estéticos y los publicistas bien lo saben. Y más que meramente físicos, llegan a calar en el pensamiento colectivo.