domingo, 30 de diciembre de 2012

Quiero adelgazar

Quiero adelgazar. Y es un propósito que debemos ponernos para el año nuevo. No sólo yo; tú también deberías hacerlo.

Quiero que adelgacen algunas cifras que son más que un lastre para este país. Quiero que aminore la tragedia de las muertes por violencia de género, que han sido un total de 46 durante este año 2012. Debemos mostrar "tolerancia cero" a esta lacra que no acabamos de erradicar y seguiremos luchando por combatirla. Es una pena que se destinen cada vez menos recursos, porque en este ámbito no se debería recortar.

Otra lista negra que quiero que disminuya es el número de desempleados, que ya es multimillonario y se acrecenta cada vez más. Millones de personas que buscan un empleo. Hombres, mujeres, jóvenes, maduros, recién titulados, etc. que anhelan una oportunidad laboral para trabajar en el país que nacieron, se formaron y que ahora no les ofrece la oportunidad de ejercer profesionalmente.

Que adelgacen las listas de espera para acceder a una operación quirúrgica o a un diagnóstico médico. La Sanidad de España, que tan bien ha sido considerada, parece que ahora tiene replicantes. Quienes de verdad padecen son quienes necesitan una atención médica y no están pendientes de cuestiones políticas. Una marea blanca se ha manifestado en todo el país a favor de una sanidad pública y gratuita. Tal vez algunos dirigentes públicos necesitan una cita con el oftalmólogo y consulta urgente con el otorrinolaringólogo. Lo peor es que quienes se hacen que no ven y hacen oídos sordos pasan por la consulta privada.

Que adelgace la corrupción política. Los casos que conocemos por desgracia muy frecuentemente y que hacen que los cuidadanos pierdan la confianza en los representantes públicos. El Rey ha culminado el año reivindicando la política con mayúsculas. Otros reivindicamos simplemente respeto, coherencia y transparencia hacia los ciudadanos.

martes, 11 de diciembre de 2012

Un anuncio sexista


Hace unas semanas que vengo escuchando en las emisoras de radio de ámbito nacional una cuña publicitaria que no puedo calificar por menos de sexista. Se trata del anuncio de La Primitiva.

En pocos segundos se relata la vida de una mujer, catalogada como ama de casa, que describe un sueño que ha tenido. En las peripecias oníricas de la señora lo que aparece en su día cotidiano es un plumero, que parece perseguirla, también salen a escena unas alubias que se están cocinando y para culminar se menciona la telenovela. Finaliza la cuña con una voz en off que pronuncia la frase: “¿Qué clase de sueños vas a tener si no juegas a La Primitiva?”.

Si usted escucha este relato, tal vez no le llame la atención. Pero a mí desde el primer momento en que lo oí me conmovió sustancialmente. Y es así porque con este encasillamiento de la vida de la mujer en las labores de la casa no se logra, bajo mi punto de vista, sino ahondar en estereotipos que a estas alturas deberían estar más que superados.

Estos mensajes pueden llevar a plantearse lo desdichada que es la vida de una mujer relegada a sus quehaceres diarios. Y sin dinero, si no juega y le toca La Primitiva, parece que más miserable será su existencia. ¿Por qué se pone de ejemplo la vida de una mujer que no puede aspirar a más que limpiar, cocinar y ver la televisión? Y que no sueñe con conseguir ningún logro si no es agraciada en el dichoso sorteo.

Me sorprende que una entidad como Loterías y Apuestas del Estado no realice una análisis de los contenidos que publicita, que pueden herir la sensibilidad de los oyentes. Y pongo en duda los beneficios que pueden obtenerse mediante la venta de estos productos de juego apostillando de esta manera los perfiles sociales.

domingo, 2 de diciembre de 2012

De cayucos a low cost

Desde hace ya algunos años empezaron a llegar a las costas españolas multitud de embarcaciones con grupos de inmigrantes a bordo procedentes en su mayoría de países africanos, que llegaban a España con la esperanza de encontrar un futuro mejor.

A medida que se ha arraigado en nuestro país la crisis económica que ha suscitado miles de titulares informativos y una ingente cantidad de conversaciones cuidadanas, la llegada de pateras ha ido disminuyendo. Y es que ya este país no es garante del "sueño español".

Todos hemos escuchado comentarios despectivos, criticando la llegada masiva de inmigrantes ilegales a esta nación. Y hemos oído hablar sobre cómo se les destinan recursos o medios sociales. Lo que pasa es que ahora la situación es un tanto controvertida. Ahora son los españoles quienes ansían emigrar, trabajar en otros países donde tengan oportunidad de desempeñar un empleo; en el mejor de los casos donde ejerzan su titulación académica y sean valorados como tales.

Pues sí. Parece ser que la emigración ha pasado de cayucos a low cost. Ahora reservamos un billete aéreo en una compañía de bajo coste. La idea es que algún lugar de la faz de la Tierra absorva la fuga de cerebros que huyen despavoridos en busca de un futuro mejor. Son jóvenes que se han formado durante años en duras titulaciones y que no tienen la oportunidad de desempeñar sus funciones en el país que le ha brindado la formación. No son altas miras, es optar a ejercer aquello en lo que se han formado y que aquí no pueden realizar.

Sólo espero que en sus países de destino no se encuentren a personas injuriosas que aleguen falsos motivos e importunen al inmigrante español. No quieren quitarle nada a nadie, simplemente son luchadores con mucha voluntad.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Cambio de familia

Aunque no nos demos cuenta, la familia de una persona va evolucionando desde que es niño hasta que se convierte en adulto y vuelve a modificarse al alcanzar la vejez. Se produce un proceso de incorporación de nuevos miembros familiares, a la vez que van desapareciendo otros; unas veces porque fallecen y dejan de formar parte de la familia más directa, y otras veces porque modificamos el núcleo familiar, que se compone por personas diferentes.

Para ser más explícita, haremos un recorrido por la familia que compondría la vida de una persona desde que nace hasta que muere. En un primer momento, si es el primer hijo, sus seres familiares más próximos son su padre, su madre y los abuelos de las dos partes. A esto podemos sumarle tíos, primos y otros allegados en segundo término.

Una vez que el niño crece, la familia se vincula más al ámbito doméstico. Es posible que los abuelos hayan fallecido o simplemente la relación con ellos es menos estrecha que cuando era un bebé, pasando a las visitas esporádicas como principal relación con ellos. En este término, los familiares de este niño vendrían a ser sus padres y hermanos y esta fase la conservaría prácticamente hasta la madurez, cuando se convierte en adulto.

En el momento en que hace vida en pareja, la familia vuelve a modificarse. Entran en escena los parientes políticos: el suegro y la suegra, los cuñados y sobrinos políticos. Aquí hay que añadir lo que vendría a ser su propia unidad familiar, los hijos que puede tener con su pareja. Desde luego, no podemos olvidar a sus padres y hermanos.

La familia vuelve a reducirse al crecer los hijos. Se vuelve a concentrar en la convivencia en el hogar, donde padres (el sujeto inicial y su pareja) e hijos dan lugar a una sola unidad familiar. Así se conforma durante algunos años, hasta que se modifica de nuevo y se incorporan los nietos.

Luego hijo y nietos del sujeto forman otra unidad y en última instancia la familia del individuo cuyo linaje venimos siguiendo se ve simplificada a su pareja y él, ya ancianos, que esperan las mencionadas visitas esporádicas de sus descendientes.

Estas hipótesis son claramente variables y se pueden sumar otros miembros. Lo cierto es que, (parafraseando al británico Gilbert Keith Chesterton): " El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia".

miércoles, 7 de noviembre de 2012

No sin Whatsapp

Que nos hemos adaptado de una forma muy rápida a la tecnología no se le escapa a nadie. Hemos pasado tan velozmente de lo análógico a lo digital como de la cocina de gas a la placa vitrocerámica, aunque hay quien aún se resiste, y si no, la recuerdan especialmente cuando se encuentran sin suministro eléctrico.

Ya somos incapaces de utilizar una máquina de escribir tradicional para redactar cualquier escrito, sino que echamos mano del ordenador. Hemos sustituido el uso de muchos antiguos artilugios y no hay casa en la que falte una cámara de fotografías digital, un ordenador portátil o de sobremesa o un pendrive, para tener la información al alcance de la mano.

Sin embargo, hay otro sistema más moderno y más cómodo que es la nube, que permite trabajar con documentos desde cualquier punto con acceso a la red y que guarda la información en servidores, en Internet.

Lo que es estar a la última es manejar un smartphone y comunicarse a través de Whatsapp. Hasta el punto de que todos los días nos cruzamos a alguien pegado a un teléfono, tecleando mensajes instantáneos. Que estás en el súper y la leche está barata, pues se lo escribes a tu cuñada, para que no se pierda la oferta. Y si pasas por un restaurante que tiene su código QR en la entrada, pasas el lector de tu móvil a ver qué tal está el menú.

No está de más elogiar las ventajas de esta tecnología, pero tampoco podemos dejar de apuntar que ha llegado a sustituir otras formas de comunicación. Ya la gente no se llama, sino que envía un whatsapp, con información tanto vana como precisa.

Desde luego, es cada vez más difícil encontrarse a alguien en una sala de espera sin el móvil entre sus manos. Y este hecho ha favorecido una relación bastante discriminada con los demás. Si no tienes Whatsapp estás fuera. Poco menos que perteneces a otra generación.

Tal ha sido la influencia de este dispositivo que los mensajes de texto por teléfono móvil han perdido millones de usuarios, entre otras cosas, porque tiene un coste superior. A los partidarios del sms, haya calma, siempre quedarán las plataformas de los programas de televisión para ganar el pago de la hipoteca o el viaje con todos los gastos pagados. De resto, parece que a ningún lado se va sin el Whatsapp.

viernes, 26 de octubre de 2012

No soy un parado

Cada mes conocemos en España la cifra de los demandantes de empleo, que por desgracia ya sumanos más de 5.000.000. Larga y fea cifra, pero cada uno de ellos nos denominamos desempleados, no parados.

Insisto en esta cuestión porque muchos titulares de la prensa tildan en cada nueva ocasión a los miles de desempleados que se suman a la lista negra como "parados". Para ir más alla, le ofrezco la defición que ofrece a esta palabra la Real Academia Española, que dice textualmente: "Desocupado, o sin ejercicio o empleo". Afirmo que de esta acepción sólo cumplimos la última palabra acompañada de la terrible preposición "sin".

Sin empleo, sin trabajo remunerado. No significa eso que un desempleado no tenga actividad, que se levante a las cuatro de la tarde y se dedique a ver la televisión y a contar las moscas. No señor. Me indigna la percepción que tienen algunos cuando pronuncian comentarios como: "Ah, que tú estás parado". Sí, claro... En estos casos, mejor, me muerdo la lengua.

Pues no. No es así en miles y miles de casos. La mayoría de personas que se encuentran en desempleo realizan a diario muchas tareas cotidianas, además de dedicar parte de su tiempo a buscar empleo, repartir currículum vítae y realizar formación para mejorar su perfil profesional. No se encuentran parados, precisamente, sino que quizá tienen más ajetreo que cuando están empleados.

Le animo a que esté atento a la prensa o a los debates que escucha en la parada de la guagua, en la carnicería o en la consulta del médico. Seguro que en más de una ocasión detecta que se refieren a los demandantes de empleo como "parados". Lo que debe plantearse es si los denominan con un matiz despectivo.

Según algún representante público, los demandantes de empleo sólo quieren cobrar la prestación, pero le recuerdo que hay miles, y cada vez más, desgraciadamente, que no reciben ni un euro y siguen siendo desempleados.

Vuelvo a referirme a la Real Academia Española para referir ahora el significado de la palabra "demandante", que cita como: "Persona que demanda o pide una cosa en juicio". Y en eso parece que sí que estamos acertados.

Madurez sexual

Por desgracia, lo más común es que ocurra un hecho grave para que se tengan en consideración algunos asuntos. Eso es lo que ha ocurrido con la muerte de una niña de 13 años en la localidad de El Salobral, una pedanía de Albacete. La joven fue víctima de un hombre,que le disparó, con quien se ha dicho que mantenía una relación sentimental.

A colación de este terrible suceso, que culminó con el suicidio del agresor, las autoridades han cuestionado la edad apropiada para mantener relaciones sexuales en el caso de una persona menor de edad. Curiosamente, España es el segundo país más permisivo en cuanto a esta cuestión, con la edad fijada en 13 años, sólo después de El Vaticano, donde con 12 años se considera tener madurez sexual.

Varias organizaciones sociales han solicitado al Gobierno del Estado que se modifique la edad estipulada para mantener sexo con el consentimiento del menor, porque consideran que en la plena pubertad una persona no es madura para tener relaciones íntimas y puede interferir en el desarrollo psicosexual del niño o niña. 

Javier Urra, que ejerció hace varios años de Defensor del Menor, declaró a este respecto que: "Una niña de 13 años puede ser biológicamente madura, puede quedarse embarazada. Puede enamorarse y puede seducir, pero no es madura emocionalmente. Es una niña".

Hago acopio de sus palabras y me declaro defensora de la infancia y de la protección a los derechos de los menores y hago hincapié en el especial control que los padres han de efectuar, sobre todo cuando sus hijos toman contacto con desconocidos y cuando tienen acceso a Internet.




martes, 18 de septiembre de 2012

Con chaqueta y corbata

Las apariencias engañan. Es un dicho popular que conocemos y que hemos visto cumplido en más de una ocasión. Esto me ha sucedido con un locuaz comercial con chaqueta y corbata, cuyo comportamiento me ha sorprendido, quizás porque no era lo que esperaba de alguien como él. Entro en detalles.

Hace unos días me encontré en la cola de una sucursal bancaria a una señora bastante humilde acompañada de lo que parecía ser un joven asesor financiero. Mientras nos encontrábamos a la espera, contando los minutos para ser atendidos, el hombre en cuestión no hacía más que recibir y realizar llamadas telefónicas, dándose aires de importancia. Muchos saludos, abrazos y promesas de encuentros, con pintas de quedar en vano. Permanecía muy inquieto, soportando estoicamente, para mi asombro, una sofisticada indumentaria en tiempos de mucho calor.

Cuando llega su turno, los clientes que le sucedemos no podemos evitar escuchar la conversación con la empleada del banco. Por lo expuesto, el joven acompañaba a la señora con la intención de infundir respeto y nombrándose el representante de la defendida, ya que podría catalogarla así. En consecuencia, la señora hacía gestos propios de verse complacida de estar acompañada por tan sofisticado sujeto.

La determinación del caballero era resolver un trámite bancario para hacer de la señora una cliente propia. Llevársela de la entidad ajena a la particular. Pero antes de esto, el señor se permite, entre argucias, cuestionar el trabajo de la empleada e importunarla sobremanera haciendo constar que requería de cierto trato por "ser quien es". Por ser un pipiolo parlanchín, recién titulado y estrenando chaqueta y corbata.

Tal vez piensa el caballero que merece mejor atención por ostentar su vestimenta de etiqueta que el que aparece en chanclas en plena ola de calor, más práctico pero menos elegante. Por lo visto no le sirvió la indumentaria para tener pase vip, por más que insistió incomodando a quien le atendía y haciéndole quedar por ignorante, requiriéndole trámites que la empleada no podía realizar por su categoría profesional. 

No sé si piensa el encorbatado que tiene que ser mejor atendido que un quinqui. Lo que ocurrió es que tuvo que hacer la cola de igual forma que el que vestía de rebajas. Todos los presentes fuimos cómplices de una lamentable actuación y confirmamos la lección: las apariencias engañan. Y más si van bien vestidas.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El mayor miedo

Uno de los mayores miedos a los que nos enfrentamos los seres humanos es la muerte. Tal vez no tanto a la propia como a la de nuestros familiares y allegados. Seguramente, pensar en la propia defunción es un tema que no tenemos en consideración mientras somos jóvenes o gozamos de buena salud.

La vida evoluciona, hoy manejamos muchos ámbitos de nuestra cotidianidad cada vez con más facilidades y de manera muy cómoda. Cada día conocemos innovaciones tecnológicas, aplicaciones que nos permiten pedir una cita con el médico con sólo pulsar un clic o comprar sin movernos de casa. Sí, las cosas cambian. La vida mejora, pero, ¿cómo iban a imaginarse nuestras abuelas que iban a ver el mundo como es hoy? 

El temor, el miedo y los sentimientos son difíciles de controlar. De hecho, me atrevería a afirmar que en este ámbito poco ha cambiado. Me refiero a que mi abuela sentiría la misma pena ante la muerte de un familiar cercano de la que puedo sentir yo. En sus tiempos y en los míos sentiríamos la misma angustia. Par eso no se han inventado recetas ni preceptos.

En ocasiones, podemos prepararnos para entender un tránsito difícil, como la muerte de nuestros antecesores, por muy dolorosa que sea. Lo que nos cuesta más comprender y asumir es perder a nuestros descendientes. Y es que para eso no estamos preparados. La muerte no siempre tiene la misma cara. Si hablamos de una persona mayor y enferma, hasta podríamos entender su pérdida. Pero ¿cómo nos enfrentamos a la muerte de un hijo, de un hermano o amigo joven que acaba de empezar a vivir; sin patologías ni problemas de salud?

En nuestra sociedad la muerte es una pérdida, el acabose. Otras culturas la celebran, la consideran un tránsito al más allá. En México celebran el día de los muertos rindiéndole honores a quienes fallecen, les hacen ofrendas de cosas que deseaban mientras vivían, como manjares o cigarrillos.

Nosotros nos hemos educado en el sufrimiento en cuanto a la muerte. Por eso,hoy creo que por mucho que se avance en el ámbito médico, tecnológico y social, los sentimientos intrínsecos de los seres humanos no entienden de progresos. Podemos aprender técnicas de control y relajación para llevar mejor la ansiedad y sobrellevar el día a día, pero ante la muerte no sabemos luchar. Es una desconocida que nos sigue ganando terreno y a la que, después de miles de años, tememos de la misma manera.


miércoles, 22 de agosto de 2012

Espejito, espejito


Por todos es sabido que durante los meses de verano las noticias se reducen sustancialmente en las redacciones de los medios informativos, y ni digamos si se trata de agosto, cuando los representantes políticos están de vacaciones.

Este es uno de los motivos por los que durante el período estival forman parte de los informativos algunos datos curiosos, recomendaciones, reportajes y demás recursos con el objeto de suplir el espacio que el resto del año ocupa la información política y sus desenlaces en la vida cotidiana.

Tanto es así que en un noticiario de la noche en una cadena privada de bastante audiencia sacan como “dato”, porque no puede llamarse información ni noticia, que los españoles se miran frecuentemente al espejo. La costumbre parece ser tan extendida que hay quien observa su reflejo más de setenta veces al día, convirtiéndolo en lo que una psicóloga califica de patología obsesiva.

La especialista aclara que quien realiza el gesto con tanta frecuencia da muestras de la inseguridad que siente. Acto seguido, aparecen en el vídeo señoras que reconocen mirarse cuando pasean por la calle en los cristales de los escaparates y jovencitas que declaran que sólo se miran dos veces al día.

Para peinarse, maquillarse, ver cómo le sienta la vestimenta, comprobar que no se ha dejado restos de pasta dental, ponerse las lentillas, ver qué cara tiene al despertar, etc. un espejo siempre será su aliado. Luego está quien es poco menos que narcisista y habla comprobando si le sigue su reflejo cuando tiene a su alcance donde mirarse. Y quien se mira en el retrovisor del coche automáticamente cada vez que se detiene ante un semáforo.

Sea más o menos coqueto o inseguro, según la óptica de la doctora, no podemos evitar sorprendernos cuando la imagen que vemos no se corresponde con la que queremos ver, y congratularnos cuando nos vemos guapos y favorecidos. Algo curioso y divertido en este sentido es cuando un niño reconoce que es él quien está al otro lado del cristal.

martes, 17 de julio de 2012

Por encima de las nubes hay árboles


Hace dos días que los medios de comunicación nos ofrecen detallada crónica de la situación de los incendios que se han iniciado en Canarias, en particular del que tiene sus focos activos en el sur de la isla de Tenerife y que aún está por extinguir.

En situaciones como éstas nos llegamos a plantear la importancia de las labores de prevención que debemos realizar los ciudadanos durante todo el año para evitar que se produzcan estos trágicos sucesos.

El medio natural canario tiene un encanto propio que nos permite disfrutar de maravillosos entornos y paisajes encantadores y singulares. Tanto es así que podemos regocijarnos de disponer a unos dos mil metros de altitud de una visión de las nubes desde arriba y tener un paisaje arbolado a nuestro alrededor. Por encima de las nubes hay árboles y queremos que los siga habiendo.

Nos encanta observar una hilera de pinos en fila cuyas copas parecen dibujadas en el borde de una montaña, sacarnos fotografías con el Teide de fondo u oler las retamas en flor. Pero nos emocionamos al escuchar que se quema el monte, nos disgusta enormemente ver las fatídicas imágenes de las llamas devastando hectáreas de pinar.

Lo que debemos entender es que el medio natural sólo es uno. Es importante concienciarse de la trascendencia que tiene cuidar y respetar el ecosistema hasta con los gestos más simples y cotidianos.

A todos nos gusta disfrutar de un distendido día de reunión con familiares o amigos en el monte, en un parque recreativo o dirigirnos a las partes altas de la isla para jugar con la nieve que cae en el invierno. Pero igual que nos recreamos de nuestro entorno, debemos hacer lo propio por conservarlo. Recoja los  residuos, no tire colillas y evite acceder a las zonas montañosas en días de calor. Nada de dejar una bolsita atada en un árbol con su basura; si no le pesaba para subirla, menos le pesa para llevarla en su vehículo y depositarla en el lugar adecuado.

Lo menos que podemos hacer es ser respetuosos con nuestros montes, con nuestras playas y con la vegetación que tenemos en Canarias y que bastante tienen con la virulencia de los fenómenos naturales como para que el ser humano perjudique la excelencia de la naturaleza de las Islas.

Sólo un mensaje: cuida el medio natural, porque sólo hay uno y es bastante agradecido con nosotros para que lo perjudiquemos con malas actitudes.

domingo, 24 de junio de 2012

¿Somos menos sensibles?


Desde que nos hemos acostumbrado a vivir en la era audiovisual, el ser humano parece que haya perdido algunas nociones. Es normal para nosotros conocer la imagen de los hechos, vemos frecuentemente fotografías o vídeos en los que atribuimos una realidad a un contexto específico. Tenemos la posibilidad de informarnos, de buscar cualquier dato y tenemos la actualidad al alcance de la mano, a sólo un click.

A menudo visualizamos imágenes de muertes, atentados, accidentes, desastres naturales, etc. y no nos inmutamos. No gritamos, no lloramos, no nos horrorizamos. Se ha vuelto tan cotidiano ser testigo de la crueldad, la desgracia y la miseria que lo hemos aceptado sin tarjeta de visita. Es posible que haya visto imágenes de este tipo mientras almuerza y no haya apartado el plato. ¿Es que estamos acostumbrados a observar tsunamis, matanzas multitudinarias o muertes por violencia de género sin que nos afecte?

Tal vez el contacto con lo digital, con lo inmediato, ha hecho que dejemos de preocuparnos por lo que ocurre. Si no nos impacta ver a niños en el cuerno de África que luchan a diario contra el hambre atroz, mientras nosotros tiramos comida y podemos elegir qué bocado saborear, y si estas imágenes no nos roban un pensamiento, quizás es que hoy seamos menos sensibles.

Y digo “menos sensibles” porque hace unos años que se revelaran situaciones adversas y extraordinarias, en el sentido estricto del término, podía llegar a conmovernos, a generar debates y a hacer que cuestionásemos algunos asuntos. Recuerde, por ejemplo, el caso de la mujer que condenaron a lapidación y cuyo caso conmocionó a la sociedad europea, hasta el punto que fue liberada de esta condena. Hoy escuchamos hablar de la prima de riesgo y hacemos oídos sordos. No nos impacta, no nos asusta, no nos moviliza, no hacemos más, no pedimos explicaciones.

Nos hemos acostumbrado a aceptar la información que nos suministran los medios de información sin ni siquiera cuestionarla y sin intentar completarla. Es común emocionarse con un partido de fútbol, pero tal vez no nos impresiona la desgracia del prójimo. Nos emocionamos con los programas de testimonios, pero ladeamos la cara al indigente que nos cruzamos en la calle o a quienes nos piden ayuda en un semáforo. Entonces, me planteo, la facilidad que tenemos hoy para acceder a la información ¿ha hecho que por ser tan común no le demos la importancia que requiere?

domingo, 20 de mayo de 2012

Austeridad, ¿a qué precio?

Resulta ser que en una mudanza que se ha emprendido en un edificio donde se emplazaba la Consejería de Presidencia del Gobierno de Canarias han encontrado casualmente una ducha de hidromasaje en el baño del despacho del consejero.

Figúrense ustedes si se podría acudir fresquito y sin tensiones a cualquier reunión o visita. En su mismo despacho gozaba de una sesión hidrotermal para deshacerse de tensiones acumuladas. Por supuesto, la ducha ya estaba instalada y nunca fue utilizada, según declaraciones oficiales. Lo que falta saber es con qué intención se coloca un artilugio de esta naturaleza en un edificio institucional. Tal vez venía acompañado de albornoz, toalla y una gama de jabones.

Todo siempre a costa del bolsillo del ciudadano que tiene que conocer noticias de este calibre en tiempos de "austeridad". Cuando hay familias canarias que luchan cada día contra el desempleo, contra los recortes en Sanidad y en Educación, que en breve verán en vigor la aplicación del copago farmacéutico y hasta entonces algunos representantes públicos gozaban de privilegios "deluxe".

Mandatarios disfrutan de despachos con mobiliario de lujo y sale a la luz que dirigentes municipales celebran cenas por valor de miles de euros para convidar a los vecinos de la tercera edad y que se gastan cientos de euros del presupuesto en flores o bombones. ¿A esto se le puede llamar austeridad? Cuando desde todas las fuerzas políticas se hace alusión a que hay que ser austeros, apretarse el cinturón y de paso pagar más impuestos. Austeridad para los ciudadanos y bonanza para los políticos.

Un poquito de respeto, por favor.



jueves, 10 de mayo de 2012

Amigos que no lo son

Todos tenemos desde la infancia un grupo de amigos con los que entablamos relación en el colegio y que hemos ido conservando durante muchos años. Otros amigos son con los que hemos hecho amistad como vecinos, conocidos o allegados y que han formado parte de muchos momentos de nuestra vida. Los puede reconocer con mirar algunas fotografías de su niñez.

Ahora bien, le planteo un nuevo concepto de amigo: el de las redes sociales. Con el uso de estas plataformas hemos ido aglutinando un gran número de contactos y de ellos forman parte "amigos"con los que no tenemos demasiada confianza y a veces algunos que no llegamos a conocer en persona. Esto es lo que pasa cuando te llega la solicitud de amistad de un compañero de 5º curso de primaria, del que hace mucho que no sabes nada, y la aceptas por no quedar como borde o antisocial. Lo mismo ocurre cuando contactamos con empresas, entidades o personas públicas, de las que sólo sabemos de oídas.

Es así como llegamos a comprender un amplio círculo de contactos, formado por compañeros de estudio, de trabajo, de actividades de ocio, personas allegadas, conocidos, y un largo pero que muy largo etcétera.

Si se pone usted a analizar a cuántos de los puede que cientos de amigos que tiene virtualmente le contaría una cuestión personal, entonces sabrá que no tiene la amistad tan estrecha como suponía con más de unos pocos.

Y ni le digo lo que ocurre si tiene una cuenta en una red profesional y está desempleado. Cualquier contacto con atisbo de buen perfil profesional se lo figurará como un posible contratante. Y así puede reunir cientos de amigos que tienen acceso a su currículum vitae. Adiós a la política de protección de datos.

El término "amigo" se emplea con mucha naturalidad, pero cuando se viven situaciones personales, ya sean gratas o desafortunadas, es cuando se sabe quiénes son los verdaderos amigos. Ya dice el refrán: quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y los virtuales tampoco lo serán menos.


La calidad humana

En tiempos como éstos, en los que prima la velocidad y el capitalismo, donde todo el mundo corre y consume, no está nada mal dedicarle una reflexión a aquellos que no se preocupan tanto por las prisas que nos impone la sociedad y se permiten un momento para hacer disfrutar a los demás.

Voy a centrarme en un hombre que desconozco al escribir estas palabras. Se hace llamar "hombre anónimo" y es un señor, o eso creo, que cada semana dedica su tiempo libre a colocar en la ladera de una montaña una frase con la que hacernos sonreír, reflexionar o hacer un guiño a la cordura en tiempos de vertiginosa locura.

A la altura de la Cuesta de la Villa, en La Orotava, nadie que atraviesa la autopista deja pasar el mensaje con que nos sorprende el hombre anónimo. Unas veces cómico, otras veces profundo, conmemorativo  y hasta sensual. Se acuerda de todos. No deja pasar fecha sin hacer referencia a un estado de ánimo que muchas veces coincide con el de los lectores del vistoso cartel.

Si miles de personas que avistan el mensaje, comparten una idea, esto es una plataforma magnífica. Esto sí que es una red social, pero de usuarios motorizados.

A esto lo llamo yo calidad humana. Alguien que de manera totalmente generosa nos brinda unas palabras con las que comenzar el día y un tema en el que pensar, no puede ser menos que un mago, un artífice de sensaciones.

Los que estamos del otro lado, esperamos un nuevo mensaje. Felicidades por esta excelente iniciativa y por la dedicación. Hacer algo a cambio de nada no es una tendencia en nuestros días. Desde aquí, te manifiesto mi reconocimiento y mi admiración. Sólo una palabra: Gracias.

domingo, 22 de abril de 2012

Cuestión de género

Últimamente están de moda los debates sobre principios machistas y la opinión que tenemos los ciudadanos al respecto. Y digo ciudadanos, sí. Ciudadanos y no ciudadanos y ciudadanas, porque el lenguaje no me parece la cuestión más relevante que tendríamos que abordar para llegar a la verdadera igualdad.

Lo que me parece condenable es que la mujer no pueda optar a un puesto de trabajo por ser mujer. O que desempeñando el mismo empleo, llegue a cobrar un salario hasta un 20% inferior que el hombre. Y esto no ocurre sólo en España, sino que países como Alemania, que se consideran el ejemplo europeo, refieren la misma situación.

Yo, mujer, preparada y formada, puedo desarrollar el mismo trabajo que un compañero varón, siempre y cuando mi anatomía me lo permita. Aunque lo consideren extraño, apoyo la idea de que hay puestos de trabajo que pueden desempeñar mejor los hombres que las mujeres. Me explico. No es cuestión de machismo, es una cuestión fisiológica. El cuerpo del hombre comprende mayor musculatura que el de la mujer y puede desarrollar más fuerza y soportar más peso. Con esto no defiendo que en los casos en que una mujer puede realizar la misma labor que el hombre, o de similar categoría, la mujer perciba menos salario.

Entiendan que en este caso particular me remito a una cuestión exclusivamente física. Si pasamos a hablar de lo intelectual, ahí dominamos claramente las féminas. Está demostrado que las universidades están integradas por un mayor número de mujeres que de hombres y que son ellas quienes concluyen sus estudios con mayor éxito académico. No sucede lo mismo si ya pasamos al ámbito laboral. ¿A cuántas mujeres directivas conoce? ¿Por qué los Consejos de Administración de las grandes entidades económicas están lideradas por hombres? ¿Es que no existen mujeres directivas o que a los hombres no les gusta tener a una mujer al mando?

No tengo prejuicios de género ni de una parte ni de la otra. Hoy nadie ve raro a un hombre esteticista o a una mujer camionera. Pero no ocurría lo mismo solamente unas décadas atrás.

La mujer ha sabido vencer los estereotipos, pero en estos tiempos, la sociedad sigue encasillándola en determinados hábitos. Me remito por ejemplo a la baja por maternidad, que en la inmensa mayoría de los casos la realiza la mujer y el permiso por paternidad en este supuesto es de pocos días. Sí, si es la mujer la que decide amamantar a su bebé, pero no si lo hace por imposición. Hasta ahora ha sido habitual que sea la mujer quien críe a su hijo durante sus primeros meses de vida, pero todos conocemos el biberón y no tiene limitaciones para los papás.

Le animo a que se preocupe por observar a cuántas mujeres ve por la calle con sus hijos y a cuántos hombres en la misma situación. A la mamá se la considera una madraza y al padre: ¿un papá en apuros?

Ni hablar de los vestigios machistas que aún arrastramos. Me niego a que los padres otorguen una educación diferente a los hijos con razón de su género. Y el principal problema surge de estos primeros momentos, de la educación familiar que aún contiene residuos machistas. Porque la mujer si es exigente y recrimina sus malos hábitos laborales es una histérica o está pasando por el período menstrual. Y el hombre es todo un machote en la misma circunstancia. No señores. No señoras. No es así.

Yo, y tú, hombre o mujer, luchemos porque no tengamos que avergonzarnos por hechos como los aquí referidos. Porque nos necesitamos y lo más importante es que nos respetamos. Si es usted un hombre, valore qué pensaría si pasara por estas vivencias que sufre la mujer. Usted, que se ha preparado, intentando vencer los ecos del pasado y que hoy en día obtiene una respuesta poco alentadora de una parte de la sociedad que se empecina en discriminar a la mujer.

domingo, 1 de abril de 2012

Generación perdida

Estoy segura de que conocen a algún titulado universitario o de formación superior que se encuentra en busca de empleo o que se halla desempeñando un trabajo de baja cualificación. Lo sé porque éste es el caso de miles de españoles que vivimos día a día con la esperanza de llegar a ser mileurista y conseguir un empleo, aunque no llegue a ser el que esperábamos ejecutar según los estudios que realizamos.

Ya he hablado en mi blog de la fuga de cerebros. Y es que España ofrece formación a multitud de estudiantes que luego el sistema laboral no puede absorver para ofrecerle un puesto de trabajo acorde a su titulación. Es por esto que todos conocemos a un médico que ha trabajado como obrero o a un ingeniero que se pasa los días sirviendo mesas.

Me pregunto si nadie ha pensado en el grado de frustración que puede ocasionar esto en jóvenes preparados. Si acaso quieren que alguien se lo explique, pueden empezar por mí misma, me ofrezco voluntaria. Y luego pueden continuar por los millares de titulados que engrosamos las listas del paro.

¿Es ésta una generación perdida? Somos jóvenes a los que nuestros padres nos han permitido la posibilidad de estudiar para acceder a mejores trabajos de los que ellos han acometido. ¿Y ahora qué? ¿Quién nos ofrece ese empleo que tanto ansiamos?

Cuando las esperanzas se derrumban, ¿a qué aspiramos? Le daré mi respuesta particular. "A lo que sea", una de las frases más repetidas de estos tiempos. No me importa trabajar de dependienta, de vendedora o de cajera. Pero no estoy de acuerdo con tener que ocultar mis estudios para optar a uno de estos puestos. Lo que pienso que deberían hacer los empresarios que reciben el currículum es valorar que una persona con titulación superior está dispuesta a desempeñar cualquier puesto. Pero ¿por qué esconder las carreras que tanto esfuerzo nos han costado?

Aquí le hago constar mis impresiones porque aunque a veces tenga ganas de desistir, lucharé porque no creo que tengan que calificarnos de "generación perdida". Con trabajo hallaremos la solución, como siempre hemos hecho.

domingo, 25 de marzo de 2012

Condolencias vía web

Hojeando el periódico del domingo, he encontrado los agradecimientos de una familia por las condolencias recibidas ante la muerte de un allegado. Al ser una persona conocida, me intereso por buscar en la red, porque no sabía cuándo había fallecido. No se imaginan mi sorpresa al ver que existen portales de recepción de condolencias en la web.

Por supuesto, desconocía este tipo de aplicaciones donde expresar afecto por la persona en cuestión. Ya sé que existen programas informáticos capaces de cuadrar una hipoteca, otros para ayudar a dejar de fumar o para bajar de peso. La informática hace cada vez más por nosotros. Pero esto me parece demasiado.

En la página en cuestión puede consultar la esquela de la persona fallecida, aparece la fecha en que murió, hay un enlace para enviar condolencias y le permite dejar simbólicamente una vela o unas flores. Puede realizar un homenaje al difunto y consultar el obituario de personas famosas. En breve, dejaremos de ir a los funerales para enviar un e-mail ofreciendo el pésame.

Considero firmemente que determinadas plataformas en la red nos facilitan enormenente el quehacer cotidiano, pero llegar al punto de enviar por la web las condolencias a los parientes de un fallecido lo considero poco humano. Más aún considerando que en esos momentos lo que más se agradece es la cercanía de quienes tienen a bien acompañar a la familia.

No se qué será lo próximo, pero se lo haré saber.






jueves, 22 de marzo de 2012

Grafiti


Hace poco más de una semana realicé un viaje al sur de la isla. Me iba fijando en los alrededores de cada pueblo por el que iba pasando. Y me sorprendió gratamente la decoración con la que han dotado las paradas de guaguas cercanas a la autopista.

Se trata de infraestructuras que han adornado con grafitis de múltiples colores y motivos geométricos, que son bastante visibles y llaman mucho la atención.

Me gusta que se aprovechen estos espacios públicos para exponer el arte de los jóvenes, porque así todos podemos disfrutar de ello. Y es que no se me ocurre mejor idea para señalizar una parada. Además, suelen estar pintadas de un color en mayor medida, por lo que, es fácil de identificar si te esperan en la parada roja, en la verde o en la violeta.

Lo cierto es que motiva más esperar al transporte público en un emplazamiento como éste que en uno pintado de blanco con el nombre de un grupo de amigos escrito a rotulador o mensajes de mal gusto.

Felicidades a quienes hayan tomado esta iniciativa y gracias a los autores de los grafiti por permitirnos disfrutar de su arte en la calle. Con respeto, todos disfrutamos.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Burocracia preferente

A todos nos incomoda en mayor o menor medida acudir a las instituciones públicas en busca de algún papel que nos requieran para realizar cualquier gestión. Para empezar, sólo atienden en un horario específico y limitado, en cuyas horas debe entender y asumir que va a hacer un ratito de cola para que en seguida le comuniquen que no es ésa la ventanilla adecuada o que le falta algún trámite que realizar.

Una vez que le toca su turno, y si pilla de buen humor a quien le atiende, el personal le pide que cumplimente una instancia o formulario, pero que se retire a un lado para seguir atendiendo a otros ciudadanos. Normalmente no está usted contento con la atención y no le digo si entre medias aparece el típico listillo amigo de todos al que le atienden con una sonrisa y no le cobran las tasas porque es conocido en la entidad.

A unos nos exigen una ristra de papeles y que no falte ninguno, ni una firma, ni una copia. Pero hay otros a quienes les hacen la vista gorda sin disimular siquiera. Y esto ¿qué es? ¿Una burocracia preferente para los amigos de la casa?

En algunos sitios, mientras hace la cola, puede leer avisos con letra mayúscula donde le informan que es necesario aportar determinada documentación, eso si es un ciudadano de a pie. Si tiene manga, todo es fácil y gratis y no le pondrán ni una sola pega porque el certificado sea para su mujer y no le haya autorizado para solicitarlo.

Me cabrea esta situación porque si todos somos iguales ante la ley, no parece que lo seamos ante la administración. Y se debería controlar estas incidencias para evitar que sucedan. Lo que pasa es que cuando nos topamos con un funcionario que cumple estrictamente con su trabajo y le exige al listillo lo mismo que a los demás, ya cobra fama de cascarrabias o de antipático. Y no me extraña que sea discriminado por sus compañeros aduladores.

Agradezco que existan funcionarios o trabajadores con sensibilidad y que ayuden al público a solucionar sus problemas, pero no tolero que se halague a unos en pro de fastidiar a otros. Si tengo que mantenerme a la espera durante un buen rato, no considero justo que alguien se cuele con la manida excusa de que sólo va a hacer una pregunta. Y ¿qué piensa que vamos a hacer el resto?, ¿pedirles que nos paguen la hipoteca?

jueves, 8 de marzo de 2012

A quien no le guste que no mire


Esta semana leía el titular de una noticia que decía que entre las mujeres que mueven el mundo se ha reconocido a tres españolas: una política, una madre coraje y una deportista de altura. Y no pude evitar hacer un comentario al respecto en la red social.

Es que no pienso que Soraya Sáenz de Santamaría, por nombrar a una de ellas, mueva el mundo. Simplemente hace su trabajo. Que lo que hace tenga una relevancia pública es normal, porque es una representante política y los medios de comunicación atestiguan cada suspiro que da. Pero tengo que apuntar que mi madre, mi abuela o mi hermana son mujeres que también mueven el mundo. Su mundo, lógicamente; mi mundo.

Surge la polémica de si celebrar o no la fecha del 8 de marzo para honrar a la mujer trabajadora. Unos están muy a favor y otros se plantean que no debería existir esta fecha para elogiar el trabajo de la mujer. Yo no la celebro, la conmemoro. Porque creo que hemos vivido siglos de subordinación, de sumisión, de desigualdad y de silencio. Y a quien no le guste que no mire.

No me refiero a salir a la calle con una pancarta abogando por los derechos sociales de la mujer el 8 de marzo, porque podría hacerlo todos y cada uno de los días del año. Pero me siento satisfecha de ser mujer y poder conmemorar esta fecha. Hoy que la mujer trabaja, elige si tener hijos o si no, si casarse o estar soltera, y puede decir que "NO" y que "SÍ" a muchas decisiones cotidianas que incumben a su vida y de quien es ella la dueña.

Yo digo que SÍ a vivir en este tiempo y no en los años que la familia era gestora de la vida de la mujer, especialmente la figura paterna. Cuando decidían cuándo y con quién debían casarse y luego el testigo pasaba al marido, que elegía cuántos hijos tener y hasta qué servir a la mesa. Celebro vivir hoy, pero recuerdo que desgraciadamente millones de mujeres en el planeta viven aún bajo ese yugo de sumisión.

Hoy lo más común es que la mujer se forme en la profesión que ha elegido a su voluntad. Trabaja, limpia, cocina, plancha, lee, conduce, ríe, llora, cuida, besa, juega y, sobre todo, es libre. Porque muchas de estas cosas no siempre las pudimos hacer, hoy es un día para celebrar y alzar la cabeza orgullosa de ser mujer. Y a quien no le guste que no mire.

lunes, 27 de febrero de 2012

¿Dónde aparcamos?

 
Las ciudades se modernizan y se hacen cada vez más abiertas a los ciudadanos, con más espacios para pasear, aceras más amplias, plazas, calles peatonales y cómodas avenidas.La realidad es que los vecinos tienen cada vez menos espacios donde estacionar los vehículos en el centro de la ciudad.
 
Esta situación se contrapone al fomento de las zonas comerciales de los municipios, frente a los grandes locales comerciales. El que sale perjudicado no sólo es el ciudadano, que tiene que desplazarse muy lejos para localizar un aparcamiento, sino que los propietarios de los pequeños comercios no pueden hacer nada para solventar el problema.

Le pongo un ejemplo concreto. Me quiero comprar una lavadora y ¿a dónde acudo? Me planteo visitar una pyme donde seguramente me tratarán de una forma correcta y cercana, me prestarán asistencia al domicilio y se llevarán el viejo aparato. Luego tengo la alternativa de realizar la compra en un centro comercial, donde lo que seguro me atraerá más será un precio más reducido.

Si en lugar de una lavadora, tengo que comprar unos detalles para regalar a unas compañeras y prefiero algo singular y no la camiseta que tengan todas las jovencitas de los alrededores, aquí creo que me ofrecerá una buena idea el pequeño comercio. El problema es que si me paso comprando y tengo que desplazarme luego hasta donde he aparcado el vehículo, que puede ser a varios cientos de metros, el paseíto no es del todo confortable. Aquí tendría que cargar las bolsas pesadas y no tengo la ayuda de los carros de la compra. Sólo un inconveniente.

Apuesto por los establecimientos de los municipios que están en lucha por mantenerse a flote contra las campañas y los precios de las grandes superficies. La única desventaja es la imposibilidad de encontrar un aparcamiento en el centro de las ciudades y que la solución que plantean los ayuntamientos son aparcamientos de pago.

No hablo del caso concreto de mi pueblo, sino de todos los que conozco. Los pequeños comercios son estupendos para realizar buenas compras, para pasear, disfrutar de la ciudad y generar beneficios a nuestros vecinos. No me gustaría que por no encontrar un aparcamiento cercano y cómodo, se dejen de fomentar todas estas garantías de calidad.