miércoles, 28 de noviembre de 2018

Apalabrado

En estos días hacer cualquier compra o gestión se ha ido modernizando. Entramos a establecimientos con pantallas led, donde acordamos con firmas digitales y nos comunican al móvil el precio, modelo del artículo, etc. Visitar un lugar que no tiene nada de esto, me ha recordado el tiempo en que se comprometía el trato de forma apalabrada. Y estos sitios tienen bastante de entrañable.

Son locales recónditos, con posters en las paredes y calendarios visibles. Las sillas de la sala de espera tienen décadas y las revistas están más que manoseadas. A pesar de no ser cómodos, tienen el encanto de hacer las cosas a la manera de antaño: sin tanta prisa y probablemente con mejores resultados.

Con seguridad no te harán una encuesta de satisfacción ni te sugerirán que les sigas en redes sociales, pero te ofrecen café o te hacen una rebaja considerable.

Con el marketing y las sofisticadas estrategias de relación con el cliente se ha ganado mucho, pero, sin duda, también se ha perdido algo.




jueves, 15 de noviembre de 2018

De vuelta

En unos pocos años hemos participado en una sobreproducción y hoy vivimos en una sensación de abundancia que era desconocida para nuestros abuelos. Ahora, cuando nos hemos dado cuenta del daño que hemos causado al entorno natural, volvemos a tomar la iniciativa de las personas que vivieron hace unas décadas.

Para poner límite a la producción de plástico, de la que hemos inundado tierra y mares, se ha vuelto a realizar la compra de productos a granel o se ha implantado el uso de las bolsas de varios usos, costumbres bien arraigadas hace no tanto tiempo.

Hemos gozado del lujo de usar y tirar objetos y somos la generación que no arregla utensilios, sino que una vez que fallan o no nos gustan los reemplazamos por otros nuevos.

El medio ambiente nos ha dado constantes señales del daño que ha hecho la industria y parece que poco a poco vamos reconociendo esa llamada de atención. Por fortuna, lo natural está de moda: lo ecológico, lo no procesado y la principal beneficiaria es nuestra salud.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Tus planes

Siempre pienso que la vida no es como la planificas. En absoluto. Nunca ocurren las cosas que has pensado en el momento que creías que iban a suceder. No pasa con los planes optimistas y mucho menos con los infortunios, las pérdidas o aquellos hechos que jamás creías que ibas a vivir.

Por supuesto, en mayor o menor medida podemos interferir en nuestro camino de vida, pero me refiero a aquellos acontecimientos que llegan de imprevisto y que pueden trastocar las ideas más afianzadas que tenemos.

Una prueba de esa acción del "destino", o llámese como se quiera, es que la idea para dentro de cinco años que tenemos hoy es de una mamera,  y, cuando ese plazo se cumpla, seguramente habrán ocurrido muchas cosas, buenas y malas, pero quizás no tenga nada que ver con lo que pensamos ahora.

Hay estereotipos que marcan nuestro día a día y nos definen como sociedad . Tienes que tener estudios a los 25, estar consolidado en el trabajo poco después, ser madre o padre sobre los 30 y llevarte más de 20 años pagando una hipoteca. Y si no haces eso ¿qué? Rompes con los planes. Tal vez no sea mala idea casarse a los 56 y hacer una carrera después de jubilarse. Hacer tu camino, tu vida, vivir tu presente y dejar de hacer planes. Que las cosas ocurran cuando tengan que fraguarse, no en la fecha que lo anotes en tu agenda.