sábado, 26 de diciembre de 2015

Turnos navideños

En esta época navideña las tiendas y grandes superficies se inundan de personas que compran regalos y hacen encargos. El horario comercial se incrementa y los dependientes apenas descansan, empatan turnos y trabajan ahogadamente hasta pasadas las 22:00 horas de lunes a domingo.

Desde luego que los empresarios agradecen la afluencia de público, que trae sustanciosas ganancias en la temporada, pero los trabajadores no conocen festivos ni fines de semana durante este tiempo. El 24 de diciembre dudo que puedan gozar de una "noche buena" a pocas horas de acabar de trabajar, cuando el cansancio debe estar más presente que las ganas de celebrar.

He vivido la angustia de dependientas que no pueden quejarse ni reclamar en este tiempo de escasa empleabilidad y no les queda otra opción que soportar los turnos intempestivos. Me refiero sobre todo a los establecimientos que casi siempre están abiertos para comodidad de los clientes, pero con contratos basura de quienes nos atienden. Los compradores merecemos y exigimos un trato amable, pero muchas veces desconocemos lo que se esconde detrás de la sonrisa amarga de quien nos recibe.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Una lección de vida

Estos días de entorno familiar y entrañable resulta no ser tan afectivo para algunos. Para aquellos a quien les falta alguien en la mesa.

Por desgracia, he vivido la pérdida de alguien cercano. Su ausencia se hace más que dolorosa en estas fechas. Sin embargo, mi único consuelo es la lección de vida que supo transmitirnos. La fortaleza que le caracterizaba, el buen ánimo, la energía positiva y su afán protector.

En estos momentos de dolor sólo puedo creer en que está en un lugar mejor, en que no sufre y que es capaz de velar por nuestros actos. Como enunciaba la frase del popular artista de la autopista TF-5: "Aunque no estés, ... estás". Y no te imaginas cuánto.


domingo, 13 de diciembre de 2015

¿Qué haría usted?

¿Qué haría usted si fuera testigo de la violencia cada día? ¿Qué haría si fuera tan pequeño que su opinión nadie la tuviera en cuenta? ¿Qué haría si escuchara golpes, gritos y lamentos sin poder actuar para defender a quien agreden? ¿Cómo sería su vida si fuera el hijo de una mujer víctima de violencia de género?

Esta semana agerdieron en Fuerteventura a una mujer de 24 años y su hijo de sólo 6 presenció el ataque, que terminó en la muerte de su progenitora. No dejo de preguntarme cómo actuará este niño de ahora en adelante, dónde estará, quién lo cuidará y cómo desarrollará su vida con una huella de semejantes condiciones.

A colación de las declaraciones de partidos políticos respecto a la violencia machista, debo apuntar que me posiciono con las mujeres. El motivo no es sólo que soy mujer, sino que estoy orgullosa de serlo y que no puedo tolerar que a alguien se le menosprecie, se le humille o se le agreda por la condición de su género. Es intolerable que equiparen la violencia hacia la mujer con otro tipo de violencia. No la prepondero ni justifico que ocurran otro tipo de agresiones, simplemente es que no hablamos de lo mismo.

Las cifras de muertes de mujeres de manos de hombres maltratadores son apabullantes. Es un drama, una lacra que no conseguimos erradicar a pesar de actuaciones judiciales y de la concienciación social. Siempre ha existido y hoy se lucha contra ella desde las escuelas y existen normativas de igualdad, pero las evidencias muestran que no son eficientes.

La lucha contra esta problemática debe realizarse al unísono de todas las fuerzas políticas y la representación ciudadana. Porque no podemos seguir tolerando ni una sola agresión, vejación o muerte. Porque las mujeres que matan no son las únicas víctimas y esta lacra deja ya un gran surco, cuando todos y todas debemos estar al mismo nivel y optar a las mismas oportunidades.




domingo, 6 de diciembre de 2015

Aspavientos

Anoche tuvo lugar una comparecencia pública del señor Mariano Rajoy en una cadena de televisión. Después ausentarse del debate que organizó El País con varios candidatos a la Presidencia del Gobierno, (no todos porque a Alberto Garzón no le dieron cabida), el gallego accedió a responder las preguntas de ciudadanos de a pie.

Sin atender a las ecurridizas respuestas del candidato, he desviado mi atención al lenguaje no verbal. La manera en que movía sus brazos y apuntaba con el dedo a la hora de argumentar era, para mi gusto, un tanto exagerada. El bolígrafo que sostenía en las manos le servía para canalizar el nerviosismo y desviaba la atención de la integridad del mensaje. En algún momento parecía que iba a marcarse una coreografía; lo que no sería de extrañar, tras la aparición de los aspirantes políticos en diversos espacios televisivos para demostrar sus habilidades en la danza, su pésima mano en la cocina o dónde veraneaba con sus padres.

Permítame la incursión, pero ese afán por demostrar que son personas corrientes, que realizan caminatas en verano o son capaces de cantar al son de la guitarra, sólo tienen cabida en la campaña electoral. No hay más que mencionar el popular programa de Bertín Osborne, que acapara más audiencia que cualquier espacio informativo. Incluso si no lo ha visto, llegará a conocerlo mediante las redes sociales y bromas.

Pues bien, después del 20 de dieciembre cada uno vuelve a sus escaños y se acaba el paripé. Se recoge el atrezo y hasta la próxima campaña, como si de un espectáculo itinerante se tratara. Y si lo piensa, no es más que eso.