domingo, 16 de febrero de 2014

Frontera sur

En estas últimas semanas hemos conocido desafortunadas noticias de la llegada de inmigrantes a costas españolas. Y digo desafortunadas porque es un verdadero infortunio que tengamos que hablar de ello y poner en la misma frase la palabra disparos por parte de las fuerzas de seguridad.

Parece que no fue poco la instalación de cuchillas en las vallas, que el Gobierno de España apuesta por nuevas medidas para blindar nuestras fronteras. Ha sido conmovedor ver una tropa de personas corriendo con el único afán de llegar a un país en decadencia, en verdadera decadencia de dignidad y de respeto a las personas.

Alguien comentaba en las redes sociales que los titulares referentes a la inmigración se encabezan siempre con palabras con cierto significado peyorativo. Y es cierto, porque: ¿por qué inmigrantes o subsaharianos y no personas o jóvenes?

Cuando todo el mundo quiere cerrar los ojos ante un hecho que sucede y Europa restringe el "problema" a la frontera sur, yo no puedo cerrar los ojos, porque nosotros o nuestros allegados haríamos lo mismo en su situación. Y la vida no entiende de fronteras.

domingo, 2 de febrero de 2014

Llora, gime, habla

Sólo tras estar expuesto al ruido continuado y exponencial se puede apreciar la pasividad y la calma que proporciona el silencio. Pero si lo pensamos, nos habituamos al ruido desde que nacemos. Ya venimos al mundo gritando o llorando y es natural la emisión de sonidos como el llanto, el gemido o la propia voz.

La palabra es una forma de comunicación sonora; desde niños aprendemos el código que nos permitirá expresarnos, ya sea hablando, cantando, susurrando o vociferando, pero el sonido es esencial en una cultura que cada vez respeta menos los silencios.

La relajación se entiende en un entorno tranquilo y alejado de emisiones sonoras molestas. La acumulación de los ruidos que percibimos a diario puede ser agotador y desquiciante: el tráfico, los trabajos industrializados, los teléfonos, etc. Sin embargo, es posible establacer ese entorno para la reflexión con un hilo musical suave y agradable. Por lo tanto, lo preciso es ajustar el nivel del sonido y su velocidad.

Escuchando la retransmisión radiada de un partido de fútbol es difícil estar tranquilo, porque potencia el nerviosismo y la tensión. No obstante, el sonido armonioso de un violín o de un arpa en la misma emisora de radio puede insitar al sosiego.

Necesitamos una banda sonora en nuestra vida, cada cual que escoja su canción.