viernes, 27 de julio de 2018

En público

En varias escenas que he presenciado estos últimos días me he percatado del comportamiento que tienen algunos jóvenes en público. Aprecio poco respeto hacia los demás y hacia el entorno y un insistente afán de hacerse notar.

He vivido escenas en una playa y en un centro de salud donde primaba la molestia a los demás, la voz en grito, las alusiones despectivas a otros usuarios del servicio, el ataque al mobiliario público, etcétera.

Me pregunté si estos chicos no tienen educación y no saben comportarse en público, pero enseguida me contesté yo sola. La mayoría de estos millennial apenas comparte momentos de ocio más allá que con sus amigos. Cada vez son menos frecuentes las reuniones familiares, las convivencias, el juego con los vecinos del barrio. El entorno social ha tendido a la individualidad. Los videojuegos, los smartphones, los canales de televisión de pago han contribuido a un modo de vida más sedentario y mucho menos social, en el que apenas se empatiza más allá de la pantalla, por lo que su conducta civil debe ser novedosa para ellos y salen a juego la euforia y las energías que han ido reprimiendo.

lunes, 16 de julio de 2018

Cuídate

La lacra de la violencia de género nos acecha. En cuatro días han sido asesinadas en España cuatro mujeres y este problema se ha enquistado tanto en nuestro entorno social que, por desgracia, parece complicado erradicarlo a corto plazo. Por más que se invierte en campañas educativas y mediáticas, los datos son nefastos y se traducen en decenas de mujeres y niños muertos a manos de sus agresores.

Me cabrea, me enfada, me siento impotente. No hoy, sino siempre. Me da tanta rabia que la vida de una mujer y la de sus hijos dependa de la voluntad de un mísero cobarde, que no le encuentro explicación. No tolero que se les tilde de supuestos o presuntos asesinos cuando la muerte y la violencia es tan manifiesta.

Y varias alternativas a nivel internacional parecen advertir a la mujer de que se cuide. Un ejemplo es el Ayuntamiento del pueblo vasco de Santurtzi, que prestará servicio de acompañamiento a casa a las mujeres durante las fiestas o la decisión de la FIFA de no sacar planos de mujeres en las gradas para evitar agresiones sexuales. Esto me hace preguntarme ¿quién tiene el problema: la mujer, que sufre el ataque, o el hombre que lo perpetra? ¿Por qué poner en marcha esas medidas que parecen designios de la época medieval?

En julio del año 2018 ya llevamos décadas luchando para normalizar el papel de la mujer en la vida social, para integrarla laboralmente y para que tenga exactamente los mismos derechos que el hombre. Por supuesto que hay que evitar agresiones, pero lo que hay que hacer es condenarlas, y no dejar manadas sueltas.

De cerca

Hoy la violencia de género me ha tocado de cerca, muy cerca, en mi pueblo, en una calle por la que transito a diario. Una mujer y sus dos hijas han sido asesinadas a manos de su marido.

Me cabrea, me enfada, me duele. No hoy sino siempre. Pero cuando toca tan cerca parace que se hace más doloroso. He circulado por el entorno del lugar donde ha ocurrido la tragedia y he visto a compañeros periodistas relatando la desgracia que ha tenido lugar en una calle tranquila de un pueblo apacible y amable.

He condenado la violencia de género una y mil veces y he usado mi blog como plataforma. En esta ocasión he escrito y me he desdicho al ritmo de los acontecimientos. No puedo culpar de asesino a una persona que podría no serlo, según se apuntó a las pocas horas de conocer la noticia. Pero una vez desvelado el resultado de las autopsias, todo parece indicar que es un caso de violencia machista. Otro caso más, un desdichado asesinato que para mí y los vecinos de mi Villa tiene una connotación diferente porque ha sido muy cerca y se ha llevado a una de las nuestras y a dos niñas.


Como he apuntado, entender cómo una familia puede llegar a realizarlo escapa a mi comprensión. Y me duele que personas inocentes acaben siendo las víctimas de esta lacra contra la que todos tenemos que luchas a diario. Ni una menos, las queremos a todas y las queremos vivas.




miércoles, 11 de julio de 2018

Lo que no tengo

Dice un cuento de Bucay que las personas pensamos que seríamos felices si lográramos aquello que no tenemos. Ansiamos posesiones, estados o situaciones con las que creemos que nos encontraríamos plenos. Lo que pasa es que una vez que hemos logrado algo de eso (un trabajo, una pareja, unas vacaciones de ensueño...), aún nos quedan otras cosas que no tenemos, que aún no hemos alcanzado y parece tratarse de un cuento sin fin.

Digo yo que tal vez deberíamos centrarnos en todo lo que sí tenemos, en lo afortunados que somos y en la suerte de poder disponer a diario de muchas cosas que parecen insignificantes pero que son el símbolo mismo de lo agraciados que somos. Poder elegir lo que comemos, dormir en una habitación, disponer de atención sanitaria, vivir en condiciones de seguridad, poder disfrutar de tiempo de ocio, gozar de salud, del amparo de la familia y las amistades... Todo esto y muchas otras cosas son situaciones medianamente comunes en nuestra sociedad. No las apreciamos porque la mayoría de nosotros las vivimos como parte de nuestro día a día y no es algo excepcional.

Lo excepcional es vivir: disfrutar, bailar, bañarse en el mar, tomarse una cerveza...y esos lujos los tenemos. Ahora falta que los atesoremos. Y es lo que yo pienso hacer, porque quiero vivir con lo que tengo y no con lo que no.

:)

miércoles, 4 de julio de 2018

Perder el tiempo

Ayer durante un paseo vi a un hombre que manejaba entusiasmado un dron. El aparato sobrevolaba sobre su cabeza y fue a parar sobre unas rocas, lo que le hizo trepar y apartar varias plantas para recuperarlo. De inmediato pensé: "Vaya pérdida de tiempo", pero después de un instante reflexioné.

Tal vez esa actividad que a mí no me parece entretenida es para otra persona interesante y tal vez a otras personas también les parezca una pérdida de tiempo la relajación, la lectura, la fotografía u otras aficiones que para mí son valiosas.

Y para valioso el tiempo. Siempre se ha expresado que "el tiempo es oro" y la misma expresión de "perder el tiempo" demuestra lo apreciado que es. En inglés se emplea el término spend time (gastar tiempo) para referirse a dedicar el tiempo a algo. Lo primero que se enseña en las formaciones de Gestión del tiempo es que todos disponemos del mismo tiempo: 24 horas diarias para todos y cada uno. Otra cosa es la administración que hagamos de él. Así que cada uno "gaste" su tiempo en lo que le apetezca, pero sobre todo en lo que le haga feliz.

:)

lunes, 2 de julio de 2018

La derrota

Tras un fin de semana de disputas futbolísticas en el Mundial de Rusia, varias selecciones reconocidas han caído, entre ellas la española. Los futbolistas han sufrido la derrota, pero también y sobre todo lo han hecho las aficiones.

Me ha llamado poderosamente la atención la manera de empatizar que tienen los seguidores. Desde niños hasta ancianos tienen la capacidad de emocionarse, de gritar, de que su corazón aumente la velocidad de las pulsaciones ante una jugada con posibilidades de triunfo, de llorar, y son la viva imagen del sufrimiento.

Me pregunto si millones de personas sufren porque su equipo pierde, por qué no existe ese sentimiento cuando pierde el ser humano a secas, sin millones en su cuenta bancaria. Qué motiva que no lloremos o se nos erize el bello cuando hay cientos de personas abandonadas a la deriva sin que ningún país se preste a recibirlos o cuando escuchamos el llanto aterrorizado de niños que han separado de sus padres.

Hoy, que debería ser un lunes cualquiera, el espacio mediático lo ocuparán los testimonios y comentarios sobre el partido, el acierto o no del seleccionador y las dudas sobre si seguirá al frente del equipo. Lo entiendo. El fútbol por desgracia mueve millones, pero otros hechos de la actualidad no deberían dejarnos ni pestañear y, sin embargo, no les prestamos asunto.