"Aquí no se paga" es la frase que muchos temen escuchar cuando solicitan un puesto de empleo en época de crisis, pero he escuchado esta sentencia en un banco a la hora de ir a abonar una factura doméstica.
He sido la primera extrañada y no precisamente por las formas de la señorita cajera, sino que me ha dado a pensar los vericuetos que hay que realizar para pagar los impuestos municipales. Que si la factura de la luz debe pagarla en la oficina de servicios de una entidad bancaria determinada y en los horarios previamente establecidos. Para abonar la factura por el abastecimiento de agua diríjase a la sucursal de la entidad suministradora. Cuando llega la factura correspondiente al rodaje de los vehículos debe dirigirse al Consorcio de Tributos para hacerla efectiva. Y si no quiere realizar desplazamientos en balde o esperar horas haciendo cola, le responden amablemente: "Domicilie los recibos en su cuenta bancaria".
Destinar a los ciudadanos a una entidad financiera o a otra y a oficinas municipales de diverso índole es una completa pérdida de tiempo. Sería mucho más eficaz poder realizar los pagos desde cualquiera de estos lugares con tal de realizarlos en el plazo previsto. Adjudicando el ingreso a una cuenta específica (la de la empresa que nos remite el recibo) el registro del abono ya debería quedar resuelto. Pero no es así de fácil. Es mucho más "cómodo" ir de visita cultural a oficinas y sucursales y realizar actividades burocráticas cada vez que recibimos una factura.
Y la nueva tendencia es hacerse amigo de la administración electrónica y gestionar los documentos desde casa mediante el ordenador con una identificación personal. Que no surja ningún problema porque si no entiéndase con la red para resolverlo.