domingo, 8 de junio de 2014

La calle

Ayer mucha gente salió a la calle a manifestar su negativa a las prospecciones petrolíferas en Canarias. La Avenida de Anaga en Santa Cruz de Tenerife se llenó de particulares que gritaron, enarbolaron pancartas, banderas y que hicieron de la calle un escenario particular.

Y es que la calle es lugar de todo tipo de congregaciones, ya sean festivas (como un coso de Carnaval o una romería), religiosas (como procesiones o peregrinaciones) y lúdicas en general. Es también un punto de encuentro social donde los ciudadanos hacen vida y expresan su conducta.

Cada vez que usted sale de casa, y si atiende a cierta rutina en cuanto horarios se refiere, se cruzará con viandantes o conductores a los que puede que no conozca, pero con los que ha establecido cierto vínculo. Si se cruza camino del trabajo con un barrendero, con una frutera reponiendo los cestos de mercancía o con los padres que llevan a los niños al colegio, ha genereado una relación singular, por lo que tiene de anecdótica y de casual, pero que ya forma parte de su quehacer cotidiano.

Somos seres sociales y tradicionalmente los lugares de encuentro: como calles, plazas y mercados, han sido espacio de participación, de distensión y de interactuación. Salir, dar una vuelta y ser partícipe del estado de la ciudad sólo se refleja en sus rincones, en los más abiertos y los más recónditos, pero la vida social se hace a pie de calle.

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