domingo, 29 de marzo de 2020

Dulce hogar

Siempre que he escuchado o dicho la expresión "como en casa en ningín sitio", no imaginaba ni casualmente vivir unas circunstancias como las que estamos pasando en casi todo el mundo. Si lo pìenso, creo que un confinamiento no podría darse en mejor sitio que en tu casa, pero al ocurrir durante muchos días, acaba siendo un encierro desesperado.

Es verdad que estamos en nuestro entorno más próximo. Ni que decir tiene que estamos en mejores condiciones que las que sufren millones de personas a diario y, aún así, nos quejamos. Nos encontramos en casa, con ropa cómoda, tenemos comida, podemos entretenernos leyendo, viendo series, haciendo ejercicio... Nuestro aislamiento no se produce en un contexto de guerra o penuria.

Lo que demuestra esta situación es que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. Siempre ansiamos o deseamos vivir algo distinto. Es obvio que necesitamos encontrarnos con familiares, amigos o compañeros de trabajo. Tenemos muchas ganas de pasear al aire libre o tomarnos un café en un bar; pero tenemos la garantía de poder recuperar nuestra vida cotidiana y sólo eso es un verdadero lujo. Yo también quiero que sea pronto.

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