En un paseo vespertino en la tarde de ayer por la orilla del mar me paré a sacar una fotografía. A lo lejos, debajo de unas rocas vislumbré una cantidad de basura tremenda en la arena y me dispuse a obtener una instantánea para denunciarlo en las redes, para hacerlo saber y hacer tomar conciencia.
Cuál fue mi sorpresa cuando me veo correr junto a la basura a una rata. Sí señores, un roedor veraniego que se alimenta gracias a los restos de comida y basura que se abandonan en las costas. Increíble, por más campañas de concienciación que se saquen, y por muchas papeleras que se dispongan en la arena, la gente sigue siendo sucia, descuidada. Y digo "la gente" porque yo desde luego no lo hago. Ni en las playas, ni en los montes.
Abogo por el cuidado del medio y fíjense que en la imagen aparece hasta una sombrilla de playa, cuando a unos pocos metros se encuentra un contenedor donde hubiera sido fácil depositarla. Mientras tanto, seguiremos teniendo compañía animal en las playas.
Imagina que estás cerca de donde vive la rata boca abajo en la toalla y de repente notas como algo peludo (crees que es tu novio/a) te araña un poquito y te come los dedos... (literal en este caso).
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