Ya son
pocos los negocios o los establecimientos comerciales donde le gratifican con
la frase: “Eso no es nada” y no le cobran un pequeño trabajo. Lejos de la Navidad
es raro que tengan un gesto con los clientes. Ya hay poca cortesía, ni siquiera
se reparten los artículos de regalo como bolígrafos o calendarios, tan
populares en otras épocas.
Hasta
en los bares le cobran por un vaso de agua, pero aún existen lugares,
normalmente pequeños locales donde no le cobran. Es el caso de algunas ópticas
o talleres de joyería, donde le realizan pequeños trabajos a cambio de nada. Seguramente
será una estrategia para fidelizar la clientela, pero es de agradecer.
Imagínese
que le dicen que le regalan el trabajo en un taller cuando lleva su coche por
una avería; pues aunque no lo crea, conozco a quien se lo han efectuado. En
tiempos donde todo cuesta, todo vale.
Y lo
bien que sientan los detalles, sea por la razón que sea. Si va a una cafetería
y le brindan con un bombón o le obsequian con objetos de merchandising del tipo llaveros o camisetas. Ya cada vez se ve
menos; menos negocio, menos inversión y menos atenciones.
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