Época pre-electoral. Adecentan calles, espacios públicos; parece haber algo de movimiento en el ámbito laboral. Fotografías de espacios rehabilitados, toma de contacto con el ciudadano y un sinfín de obras y acciones que salen a relucir a meses vista de la cita con las urnas.
Seguramente habrán mejorado el firme de su vía, arreglado desperfectos varios, han embellecido jardines y espacios urbanos. Todo esto a cambio de su papeleta.
Hace unos días un aspirante a un cargo político mencionaba en un medio de comunicación que no quería comprar votos, sino pedirlos prestados. Pues de eso debería tratarse, más allá de siglas e ideologías. Me refiero a una contraprestación: la confianza a cambio de la gestión y los recursos para encauzar la vida pública de una ciudad, Comunidad Autónoma o de toda una nación.
Que no se trate de poner parches para tapar lo feo en los meses previos a las elecciones, sino que se apueste por un trato con el ciudadano en una época en que la opinión de las personas es cada vez más explícita y más pública; por ende, debería ser valorada. Aunque para algunos fuera sólo una fantasía.
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