domingo, 3 de diciembre de 2017

Descubriendo

Hoy una persona mayor me ha mirado, hemos intercambiado apenas unas palabras y me ha recordado que tenga uno la edad que tenga, nunca es tarde para descubrir, para emprender nuevas experiencias y llenar la mochila de vivencias. La ilusión no tiene fecha de caducidad, ni se corresponde sólo con la infancia.

Pensándolo un poco, conozco a octogenarios con más ímpetu y más ganas que algunos veinteañeros.  Para comerse el mundo sólo hay que tener hambre.

¿Quién dijo que no se puede uno poner retos a su edad? Nunca es tarde para aprender un idioma, probar comida exótica, iniciarse en un deporte o pintar un cuadro. Miles de ideas: ¿Tocar un instrumento? ¿Tirarse en paracaídas? ¿Bailar tango?

Los niños tampoco preguntan. No se plantean las cosas antes de hacerlas, ni se cuestionan si seran capaces de llevarlas a cabo. No tienen miedo. Ése es el camino y allá van. Adelante.

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