lunes, 26 de febrero de 2018

Amanecer

Dice la expresión popular que "a quien madruga, Dios le ayuda". No sé si será cierto, pero desde luego los que se despiertan temprano tienen una oportunidad de disfrutar de la magia que ofrecen las primeras luces del día.

Para empezar, apenas hay gente en las calles y deambulan los madrugadores que trabajan muy temprano y los valientes que salen de la cama para hacer deporte o pasear al perro. El ambiente de las ciudades es distinto, aún no ha comenzado el ritmo de un día común de ajetreo, el ir y venir de la gente y el tráfico incesante. Existe una tranquilidad insólita que amenaza con quebrar en apenas unos minutos.

Luego hay un espectáculo natural que proporciona la aurora. El sol va abriendo los ojos muy despacio y alumbrando todo cuanto rodea. En ocasiones podemos disfrutar de un color rosado en el cielo, que no capta bien la fotografía, pero que impregna nuestra visión y nos reconforta. Eso por no hablar del arcoiris o las laderas nevadas que podemos contemplar en estos tiempos.

Para los diurnos, los que disfrutan del primer café de la mañana mirando al horizonte, salud. Dispongan de un buen día, que puede ser largo, pero que al menos haya comenzado bien.

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