miércoles, 28 de noviembre de 2018

Apalabrado

En estos días hacer cualquier compra o gestión se ha ido modernizando. Entramos a establecimientos con pantallas led, donde acordamos con firmas digitales y nos comunican al móvil el precio, modelo del artículo, etc. Visitar un lugar que no tiene nada de esto, me ha recordado el tiempo en que se comprometía el trato de forma apalabrada. Y estos sitios tienen bastante de entrañable.

Son locales recónditos, con posters en las paredes y calendarios visibles. Las sillas de la sala de espera tienen décadas y las revistas están más que manoseadas. A pesar de no ser cómodos, tienen el encanto de hacer las cosas a la manera de antaño: sin tanta prisa y probablemente con mejores resultados.

Con seguridad no te harán una encuesta de satisfacción ni te sugerirán que les sigas en redes sociales, pero te ofrecen café o te hacen una rebaja considerable.

Con el marketing y las sofisticadas estrategias de relación con el cliente se ha ganado mucho, pero, sin duda, también se ha perdido algo.




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