miércoles, 12 de junio de 2019

Cabreo telefónico

Esta situación que les relato seguramente les resulta muy familiar. Después de una larga jornada, te encuentras en casa cenando u organizando las tareas domésticas y suena el teléfono. Es tarde, enseguida piensas en que ocurrió algo malo, pero descuelgas y escuchas a un operador telefónico al otro lado de la línea .

Empieza una digestión pesada y te pones de mal humor para terminar el día. Anoche ocurrió exactamente lo mismo. Esta situación te obliga a declinar las excelentes ofertas que te hacen, interrumpir, aclarar o simplemente colgar el teléfono. Todo depende de tu estado de ánimo.

Las restricciones gubernamentales en cuanto a los horarios de este tipo de llamadas comerciales evidentemente no son respetadas. La ley de protección de datos dudo que la cumplan, pero no pasa nada; sólo te han fastidiado la tarde.

Y me pregunto, en la era de la imagen e Internet, ¿todavía funcionan las ventas por teléfono? Conozco a quienes escuchan todo el repertorio y al final, tras varios minutos de explicación, agradecen educadamente el tiempo dedicado, pero no adquieren el producto. Vaya chasco, si lo miras desde el lado del operador. Casi son mejores los que cuelgan bruscamente.

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