domingo, 19 de abril de 2020

Libre

En tiempos del confinamiento parece recurrente pensar en qué haremos cuando acabe esta reclusión y podamos salir libremente a la calle. Lo más sorprendente es lo que ya sabíamos: que las cosas más importantes no tienen valor económico.

No creo que ansiemos comprar cosas, sino sentir. Oler, tocar, ver... Cuando sea libre quiero oler a salitre, quiero tocar la arena de la playa y la corteza de los árboles. Quiero ver y disfrutar de los paisajes de mi tierra, que tanto añoro.

Hemos agudizado el oído estos días con el canto de loa pájaros y con nuestra música favorita. Pero yo quiero oír el barullo de los niños por los pasillos de los colegios, el tintineo de las tazas y cucharas en una barra de bar... Y quiero escuchar, escuchar las voces de mis familiares y mis amigos de tú a tú, sin móviles ni videollamadas.

Quiero saborear la libertad de la que gozábamos hace unos meses y a la que no le daba la importancia que tiene. Vivir y sentir.


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