Ayer comentaba con un grupo de compañeras la noticia de la admisión a trámite del seguimiento a la chica que fue violada en los San Fermines por el grupo autodenominado "La Manada". Como tantos españoles iniciamos un debate sobre la violencia que derivó en la conducta social que se toma ante las agresiones machistas. Mi sorpresa vino después.
Unas y otras opinamos coincidiendo en nuestra repulsa a los comportamientos degradantes y ofensivos hacia la mujer. Introdujimos varios puntos de vista y al cabo de un rato una de mis compañeras, una de nosotras, confesó haber sido víctima de violencia de género y haber soportado una vida muy dura durante años.
Me quedé de piedra. Me sorprendió mi reacción tan pausada, porque yo, que me considero una defensora de los derechos de la mujer, no creí que alguien con quien llevo compartiendo tiempo hubiera pasado por un calvario como ese y el resto lo ignorase. Es evidente que uno no pregona todo lo que ocurre en su vida, pero esto es diferente. Hablamos de maltrato, violencia, vejaciones... y en su momento no contaba con la ayuda y el apoyo de organizaciones que existe hoy.
El tiempo de nuestras abuelas fueron décadas de intolerancia y de condena a la mujer, que era víctima, y la responsabilidad de hacerla sentirse culpable de provocar la violencia en el hombre. Es lamentable. Me da asco.
Cada vez que escucho un testimonio me erizo, no me lo explico. Lo que es más grave es que sigue pasando; chicas de 15 años son dependientes de sus parejas y lo asumen como normal. Les controlan su forma de vestir, el móvil, no les permiten relacionarse con otros hombres y para estas niñas es casi motivo de orgullo o una muestra de amor.
En pleno siglo XXI la figura de la mujer está hipersexualizada y sigue siendo en gran medida ella la que friega los platos y lleva los niños al médico. Esto tiene que cambiar, pero a pasos de gigante. Confío en que nuestra educación ha sembrado una semilla de crecimiento y avance y para que germine necesitamos de hombres y mujeres libres, tolerantes y trasmisores de respeto e igualdad.
El día 1 de enero no se publican los periódicos en papel. Bien. Pues como "hoy no es uno de enero" este espacio servirá para publicar comentarios, reflexiones o apuntes del día a día que susciten interés.
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viernes, 17 de noviembre de 2017
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