viernes, 17 de noviembre de 2017

Entre nosotros

Ayer comentaba con un grupo de compañeras la noticia de la admisión a trámite del seguimiento a la chica que fue violada en los San Fermines por el grupo autodenominado "La Manada". Como tantos españoles iniciamos un debate sobre la violencia que derivó en la conducta social que se toma ante las agresiones machistas. Mi sorpresa vino después.

Unas y otras opinamos coincidiendo en nuestra repulsa a los comportamientos degradantes y ofensivos hacia la mujer. Introdujimos varios puntos de vista y al cabo de un rato una de mis compañeras, una de nosotras, confesó haber sido víctima de violencia de género y haber soportado una vida muy dura durante años.

Me quedé de piedra. Me sorprendió mi reacción tan pausada, porque yo, que me considero una defensora de los derechos de la mujer, no creí que alguien con quien llevo compartiendo tiempo hubiera pasado por un calvario como ese y el resto lo ignorase.  Es evidente que uno no pregona todo lo que ocurre en su vida, pero esto es diferente. Hablamos de maltrato, violencia, vejaciones... y en su momento no contaba con la ayuda y el apoyo de organizaciones que existe hoy.

El tiempo de nuestras abuelas fueron décadas de intolerancia y de condena a la mujer, que era víctima, y la responsabilidad de hacerla sentirse culpable de provocar la violencia en el hombre. Es lamentable. Me da asco.

Cada vez que escucho un testimonio me erizo, no me lo explico. Lo que es más grave es que sigue pasando; chicas de 15 años son dependientes de sus parejas y lo asumen como normal. Les controlan su forma de vestir, el móvil, no les permiten relacionarse con otros hombres y para estas niñas es casi motivo de orgullo o una muestra de amor.

En pleno siglo XXI la figura de la mujer está hipersexualizada y sigue siendo en gran medida ella la que friega los platos y lleva los niños al médico. Esto tiene que cambiar, pero a pasos de gigante. Confío en que nuestra educación ha sembrado una semilla de crecimiento y avance y para que germine necesitamos de hombres y mujeres libres, tolerantes y trasmisores de respeto e igualdad.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Es que hablar de los maltratos cuando los has padecido no es nada fácil. A día de hoy, tengo 38 años y, hasta hace cosa de cinco, no pude empezar a hablar "con naturalidad" de que mi padre era un malnacido hijo de puta que trataba FATAL a mi madre y, de paso, a mis hermanos y a mí. Ver lo mal que se portaba con mi madre fue muy fuerte y muy doloroso, al igual que darme cuenta de cómo mi madre y su nula autoestima lo consentían.
    De las cosas más bonitas que le oímos decir de tanto en tanto al cabronazo fue que -el 80% de las mujeres no valían para nada-; o cuando conseguimos “echarle” de casa, que –íbamos a pedirle suplicando como perros que volviera-, ya ves tú quién iba a querer que regresase un gilipollas semejante. Le dolió en el alma que saliéramos adelante sin él, ¿sabes?
    Él era UNA MIERDA de persona, una basura, pero estaba empeñado en hacernos creer que lo éramos nosotros y que por eso se portaba tan mal. JA. Lo peor de todo es que nos lo creímos porque no teníamos ni edad ni argumentos para contrarrestar sus ataques, y por eso mi madre (que ya de por sí no tendría una gran autoestima cuando se juntó con un tipejo así y consintió sin poder hacer nada sus desprecios, golpes y humillaciones) continúa teniéndola bastante pésima a día de hoy, y yo sigo recuperándola.
    ¿Sabes una cosa buena de esta historia? Cuanto más machista era él, más feminista me volvía yo, hasta el punto de volverme mucho más fuerte y valiente que él y su ira, y conseguir enfrentarle para defender a mi madre, a mis hermanos y a mí.
    Ese malnacido casi se carga a mi madre dos veces, y justo dos veces intenté cargármele a él envenenándole. Después no me hicieron falta más potingues porque a los 17 años, ya digo que tenía una rabia acumulada que me hizo fortísima.
    Este tema sería muy largo de tratar, podría contarte más cosas alucinantes que te iban a hacer flipar por la dureza y lo increíble (en un mal sentido) de ellas, pero no quiero enrollarme mucho.
    Sólo un par de cosas más: te aseguro por experiencia propia que la ayuda que reciben hoy en día las mujeres que sufren violencia machista no tiene precedentes. Mi madre POR FIN, y gracias a la ayuda de un par de amigas, se separó de esa cosa que tengo por padre en 1996. OJALA entonces hubiera habido todos los planes "post-trauma" que hay en la actualidad. Te aseguro que, en comparación a entonces, son un paso de gigante de esos que mencionas y con los que, por supuesto, estoy de acuerdo.
    A día de hoy, si alguien (los vecinos) escuchan algo “raro” en el edificio, llaman a la policía, te aseguró que nadie tuvo el coraje de llamarla aún escuchando las barbaridades que se oían en mi casa a cualquier hora del día por lo menos una vez a la semana. Esto es otro paso importante.
    Además en la actualidad, por lo menos en la Comunidad de Madrid, también hay planes de prevención de violencia de género en los institutos, y a los chavales y chavalas se les propone reflexionar (entre otras actividades) sobre canciones famosas que no ayudan en nada a mejorar y erradicar este problema. Te pongo dos ejemplos de lo que escuchan los alunos-as: una canción de Amaral que no para de repetir -sin ti no soy nada, sin ti no soy nada…- cuando el novio la ha dejado; y otra de Malú en la que repite imparable y convencidísima algo así como -TODA, entera y tuya, TODA, de arriba a abajo, aunque mi vida corra peligro.
    ¿A ti qué te parece que puede hacer eso en la cabeza de una adolescente repetido cien veces?
    "Normal" entonces que algunas encuentren bueno que su noviete de pacotilla las domine.

    ResponderEliminar
  3. Con respecto a lo de la imagen hipersexualizada de la mujer, creo que hay un auténtico problema en el mundo de la publicidad con eso y que contribuye a bajar 3 de cada 5 escalones subidos. De las peores cosas que pueden observarse con respecto a esto y que realmente me indignan, es que muchos de los publicistas que transmiten esa imagen de la que hablas SON MUJERES, y que las revistas "para mujeres" con ese y otro tipo de mensajes recurrentes en plan -ADELGAZA 5 KILOS, MANTENTE RADIANTE o APARENTA 10 JODIDOS AÑOS MENOS- están dirigidas también por mujeres; así pues, no es sólo un asunto de los hombres fastidiando al lado femenino, sino también de mujeres machistas practicando el machismo a sus congéneres y, además, haciéndolas creer que es bueno para ellas mismas. No lo quiero ver como una especie de “traición” (supongo que lo hacen sin la consciencia de saber la mierda que están fomentando) pero creo que es una contradicción absoluta; en fin, una puta locura…
    Pienso que en el fondo, dar a entender y catalogar que esto es una cuestión de hombres o de mujeres es un error, que debería enfocarse y centrarse más en que es un asunto de SERES HUMANOS dañando a seres humanos; y si esto no se tiene en cuenta, se cae en cosas tan despreciables como alardear o alentar a violar "en manada" para sentirse ALGO, o degradaciones personales por el estilo.
    Bueno, al final me he acabado enrollando…
    He caído por aquí de casualidad y me han parecido bastante interesantes las cosillas que comentas. He tenido que escribirte en varias partes porque hay un límite de caracteres que he sobrepasado, jajajaja. Perdona y recibe un saludo salvaje ;-)

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar