Que el año venidero va a ser bueno, mejor, y que la crisis es historia del pasado son las declaraciones que ha ofrecido el presidente del Gobierno de España. Buenas expectativas, si fueran ciertas.
Lo digo porque yo no me lo creo. No mientras sigan existiendo familias completas en desempleo, mientras un trabajador mileurista no pueda permitirse una cena de Navidad porque viva asfixiado por la hipoteca y los gastos domésticos. Éstos son casos reales. Y Rajoy dice que no hace un discurso triunfalista, sino realista. Yo le enseño lo que es realidad, lo que vive la gente en la calle cada día.
Asistir a un centro de salud en Nochebuena, que esté totalmente colapsado de pacientes en la sala de espera y que un señor sufra un ataque de asma mientras espera su turno, que casi le cuesta la vida y que dio un buen susto al resto de personas que permanecían en la estancia. Eso es verdad, es realidad, sucede y no es historia del pasado. Es la consecuencia de los recortes que se han producido en el área de Sanidad y la reducción del personal sanitario.
Me dan igual los eslóganes, las promesas y las cifras. Yo sí que exijo realidad. Exijo que no nos mientan, porque seguirá existiendo la crisis mientras que haya quien la siga padeciendo y, por desgracia, es tremendamente sencillo dar fe de ello.
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