Quienes gozamos del conocimiento de las letras gozamos de ciertas apreciaciones que quienes nacieron a los comienzos del siglo pasado no tuvieron oportunidad de aprender. No es irnos muy atrás. Muchos de nuestros abuelos no conocieron la escritura y su vida se ha visto limitada en muchos sentidos.
Más allá de la inmersión en el mundo de la literatura, leer nos capacita para tomar decisiones, obtener conocimientos, aprender idiomas, adquirir nuevos puntos de vista...
Una persona de mi entorno que no sabe leer ni escribir siempre me dice: "bien vale saber dos letritas", cuando le traduzco los enunciados de televisión o le leo el titular de una revista. Para ella la información está limitada al plano audiovisual.
Hace años aún era común que hubieran personas analfabetas, por lo que cuando necesitaban realizar un trámite administrativo ni siquiera sabían firmar. Para ello se emplea la huella digital, como elemento particular y característico.
Llegó a escucharse en estos entornos la frase: "Me molesta lo negro", un eufemismo que utilizaron quienes no aprendieron a leer. Hoy los niños saben leer, pero otro campo de batalla es la acentuación, la ortografía y la comprensión lectora. Parece cumplirse el refrán: El mejor profeta del futuro es el pasado.
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