Hace unos días circuló por las redes sociales el vídeo de un niño que eligió una muñeca de La Sirenita como regalo de cumpleaños. Su padre grabó cómo el pequeño lucía orgulloso su nuevo juguete y lo más sorprendente fue la actitud complaciente que mostró hacia su hijo de apenas cuatro años.
El padre, asiduo usuario de Facebook, colgó la grabación en su muro, que pronto tuvo resultados sorprendentes. La publicación se convirtió en viral en pocos días, logrando miles de reproducciones. El contenido del vídeo no hace sino darnos una lección: la naturalidad con la que este padre toma la iniciativa de su hijo, dejando al margen connotaciones machistas y homófobas.
Miles de homosexuales han vivido en su piel la violencia y el rechazo por una manifestación similar. La respuesta del padre de Azai, que así se llama el niño, fue la de permitir que elija lo que quiere ser, que elija su sexualidad y se exprese libremente del modo que desee. Más allá de coartar la inquietud de su hijo, le ha facilitado que sea feliz con la decisión que tome.
La multitudinaria visualización del vídeo se traduce en que es algo que sorprende, no es lo habitual. En pleno siglo XXI aún convivimos con férreos estereotipos homófobos. No hay más que ver la cantidad de agresiones que se producen a homosexuales o el acoso escolar hacia menores en centros educativos. Habría que aprender y asimilar este comportamiento respetuoso del padre hacia su hijo, en lugar de sorprendernos tanto.
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