martes, 26 de febrero de 2019

Que me disculpen

Que me disculpen, pero nunca he entendido la exposición de la mujer en ciertos ámbitos cosificándola o cosificándose como si fuera un adorno o un premio.

Me remito a casos como a la fotografía de una mujer con poca ropa junto a un coche de alta gama, o a la recepción de los deportistas ramo de flores en mano en la parte trasera del pódium.

Lo mismo ocurre con la labor de ciertas azafatas y ni digamos las condiciones que requieren para contratarlas. Sin ir más lejos es lo que ha sucedido con el Mobile World Congress de Barcelona. Se exigen mujeres diez en cuanto al físico, se las explota laboralmente y se les paga una miseria.

Me niego a aceptarlo. Lo denuncio porque me molesta y me perturba que lo aceptemos como si tal cosa y lo sigamos admitiendo con la boca cerrada.

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