La pregunta más pronunciada por los españoles en los últimos tiempos es: ¿Estás trabajando? En cualquier punto de reunión o confluencia de personas se articula la frase como si se tratase de una sentencia. Un breve saludo seguido de la dichosa pregunta es lo que puede escuchar de boca de unos y de otros un día cualquiera y en el lugar más nimio que se pueda imaginar.
Basta que se encuentren dos conocidos para que salga la cuestión a la palestra. En la sala de espera de un consultorio médico, en la calle, esperando para cruzar un paso de peatón. Cualquier escenario es válido.
Y es que con la elevadísima tasa de desempleo que sufre el país, que se esté trabajando es meritorio, una dicha. Con un índice de desempleo juvenil del 50%, Canarias es una región que forma a profesionales que quieren pero no pueden trabajar. Y es que como leí en una publicación humorística: "En España hay trabajo, lo que pasa es que quieren cobrar por ello".
Más que nunca están de moda las colaboraciones, el voluntariado. Y me parece ético cuando es eso: voluntario. En mi profesión, el periodismo, conozco casos a cada poco donde se solicitan profesionales para que trabajen gratis, para que escriban artículos o locuten programas por amor al arte. Y se pretende justificar la dedicación de estos profesionales como una colaboración. Se colabora un día o un tiempo, pero no se puede hacer de ello una costumbre.
¿Estás trabajando? Ojalá pronto podamos desechar esa pregunta porque el empleo se incremente. Aunque parece difícil que vuelva a ser como antes. La promoción profesional en una empresa pasó a la historia. Ahora, los contratos de mes en mes y con sueldo escaso. Y gracias.
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