Esta semana se produjo en Canarias un caso de parto natural. Una mujer dio a luz en su casa a su hija en su segundo parto. La madre, que asistió a un centro hospitalario y le dijeron que aún no estaba preparada para parir, dio a luz a su bebé en el pasillo de su casa. Tras una contracción y un leve empujón, salió medio cuerpo de la pequeña. Y no se trata de una mujer que haya decidido dar a luz en casa, sino que las circunstancias le obligaron a hacerlo.
Con la ayuda de la madre de la parturienta, la criatura tuvo nacimiento en su hogar. Su hermano mayor, de cinco años, presenció parte del alumbramiento. A esta madre la llamaban valiente en los medios de comunicación, y sin duda lo es. Dar a luz a su hija sin ningún tipo de asistencia sanitaria en los tiempos que corren y sin anestesia, desde luego que es un acto valiente; pero tampoco pudo revocarlo.
Mi crítica, desde aquí, a los centros médicos y hospitalarios, que se tratan a las futuras mamás con bastante desdén y poco cuidado. Está claro que niños nacen todos los días, pero cada uno merece una atención básica por parte de los profesionales.
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