La alimentación ha sufrido una transformación en los últimos tiempos. Se ha pasado de cocinar únicamente para alimentar a la familia, a realizar un arte creativo y culinario. Ejemplo de ello son la cantidad de programas de cocina que proliferan en televisión, convirtiéndose en éxito de audiencias de las cadenas privadas.
Por otra parte, el hombre ha entrado en la cocina pisando fuerte. Hace sólo unas décadas los varones no se acercaban a los fogones más que para abastecerlos de leña; sin embargo hoy son miles los que cocinan habitualmente en casa, hacen la compra y deciden cómo innovar para sorprender a sus comensales.
Desde el punto de vista técnico también se ha progresado. Atrás quedan los calderos de aluminio y los accesorios de madera para revolver los cocidos. Hoy entran en acción artilugios de silicona, cerámica, los tupperware, están de moda los robots de cocina y la Thermomix se ha convertido en un elemento todopoderoso.
Los libros de cocina han sido rebasados por numerosas páginas Web y blogs, que son un muestrario de recetas con el proceso de elaboración en imágenes.
Con todos estos avances cualquiera puede intentarlo. Hasta los niños se vuelven ayudantes entusiastas. Lo mejor de este arte es que el producto se comparte, se come y siempre existe la crítica para mejorar en la siguiente ocasión. Ánimo cocinillas, el delantal les espera.
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