Cuando aprendemos un idioma extranjero adquirimos conocimientos en varias facetas: la escritura, la lectura, el habla y la escucha. Al menos éstos son los parámetros más comunes a la hora de iniciarnos en una lengua distinta a la materna.
Sin embargo, cabe preguntarnos si poseemos el mismo dominio de nuestro propio idioma. Está claro que somos capaces de hablar y escuchar, pero no todos poseemos el mismo nivel de entendimiento, sobre todo a niveles técnicos o especializados.
Manejamos las destrezas en mayor o menor medida, pero hay ocasiones en que una de ellas queda muy dispar a otra. El claro ejemplo es la dificultad para escribir correctamente que tienen las jóvenes generaciones. La influencia de las nuevas tecnologías impulsa la rapidez en la comunicación y esto hace que se escriban mensajes erróneos y con graves faltas de ortografía.
Tanto en una lengua ajena como en la propia, hay que interesarse por progresar en el uso y entendimiento. Y nada mejor que la práctica en cada uno de estos aspectos (leer, escribir, hablar y escuchar) para mejorar en la adquisición de competencias.
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