En esta época navideña las tiendas y grandes superficies se inundan de personas que compran regalos y hacen encargos. El horario comercial se incrementa y los dependientes apenas descansan, empatan turnos y trabajan ahogadamente hasta pasadas las 22:00 horas de lunes a domingo.
Desde luego que los empresarios agradecen la afluencia de público, que trae sustanciosas ganancias en la temporada, pero los trabajadores no conocen festivos ni fines de semana durante este tiempo. El 24 de diciembre dudo que puedan gozar de una "noche buena" a pocas horas de acabar de trabajar, cuando el cansancio debe estar más presente que las ganas de celebrar.
He vivido la angustia de dependientas que no pueden quejarse ni reclamar en este tiempo de escasa empleabilidad y no les queda otra opción que soportar los turnos intempestivos. Me refiero sobre todo a los establecimientos que casi siempre están abiertos para comodidad de los clientes, pero con contratos basura de quienes nos atienden. Los compradores merecemos y exigimos un trato amable, pero muchas veces desconocemos lo que se esconde detrás de la sonrisa amarga de quien nos recibe.
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