domingo, 13 de diciembre de 2015

¿Qué haría usted?

¿Qué haría usted si fuera testigo de la violencia cada día? ¿Qué haría si fuera tan pequeño que su opinión nadie la tuviera en cuenta? ¿Qué haría si escuchara golpes, gritos y lamentos sin poder actuar para defender a quien agreden? ¿Cómo sería su vida si fuera el hijo de una mujer víctima de violencia de género?

Esta semana agerdieron en Fuerteventura a una mujer de 24 años y su hijo de sólo 6 presenció el ataque, que terminó en la muerte de su progenitora. No dejo de preguntarme cómo actuará este niño de ahora en adelante, dónde estará, quién lo cuidará y cómo desarrollará su vida con una huella de semejantes condiciones.

A colación de las declaraciones de partidos políticos respecto a la violencia machista, debo apuntar que me posiciono con las mujeres. El motivo no es sólo que soy mujer, sino que estoy orgullosa de serlo y que no puedo tolerar que a alguien se le menosprecie, se le humille o se le agreda por la condición de su género. Es intolerable que equiparen la violencia hacia la mujer con otro tipo de violencia. No la prepondero ni justifico que ocurran otro tipo de agresiones, simplemente es que no hablamos de lo mismo.

Las cifras de muertes de mujeres de manos de hombres maltratadores son apabullantes. Es un drama, una lacra que no conseguimos erradicar a pesar de actuaciones judiciales y de la concienciación social. Siempre ha existido y hoy se lucha contra ella desde las escuelas y existen normativas de igualdad, pero las evidencias muestran que no son eficientes.

La lucha contra esta problemática debe realizarse al unísono de todas las fuerzas políticas y la representación ciudadana. Porque no podemos seguir tolerando ni una sola agresión, vejación o muerte. Porque las mujeres que matan no son las únicas víctimas y esta lacra deja ya un gran surco, cuando todos y todas debemos estar al mismo nivel y optar a las mismas oportunidades.




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