En estos días y probablemente en relación con la celebración del día contra la violencia hacia la mujer se ha hablado sobre las pocas mujeres que existen en puestos directivos y las contadas féminas dirigentes a nivel institucional cuya opinión sea realmente significativa en el devenir de la vida socio-política. Obviamente, y por desgracia, no me sorprende. Es el resultado de décadas de educación en un ámbito machista y patriarcal donde la mujer ha quedado relegada al entorno doméstico.
Hoy todo el mundo sabe que la mujer puede lograr los mismos méritos profesionales que un hombre, pero esa evidencia no se traduce en cifras, ni en sueldos, ni en representación. No me refiero a la figuración igualitaria al 50% de los dos sexos en corporaciones políticas o empresariales, sino al reconocimiento de la valía personal más allá del género.
En otro lado queda la diferenciación en el lenguaje, el desdoblamiento lingüístico. Hay quienes defienden fervorosamente remarcar aquello de "hombres y mujeres", "ciudadanos y ciudadanas", "ellos y ellas", "alumnos y alumnas", etc. Personalmente, no me molesta la utilización del término genérico y lo considero más cómodo. Por otro lado, entiendo que se intente inculcar en las nuevas generaciones, aunque considero apropiada la utilización según convenga al hablante, sin caer en discriminaciones ni alusiones peyorativas.
Si lo piensa, lo único que diferencia a un hombre de una mujer que fueran candidatos a un mismo puesto de trabajo, por ejemplo, es el sexo. Si una persona es válida y está preparada para ejercer su profesión, sus genitales no pueden excluir a quien es adecuado para desempeñar esas funciones ¿Qué diferencia a un odontólogo de una odontóloga? ¿y a un conductor de una conductora? ¿a un cocinero de una cocinera? Sin embargo, existen tópicos que se han instaurado que censuran a la mujer en beneficio de su equivalente del género masculino.
Condeno y aborrezco que en pleno siglo XXI aún tengamos que lamentar la muerte de mujeres por su condición de ser mujeres, el trato desigual, la exclusión, la explotación laboral y tantos otros abusos y delitos que reciben simplemente por ser hembras.
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