El resultado implícito es buscar alternativas que conlleven la ocupación del tiempo no escolar de los niños. Deporte, clases de idiomas, actividades artísticas y un largo etcétera suplen las horas que deberían compartir con sus padres.
Tras la jornada de trabajo a éstos les esperan las labores domésticas, compromisos sociales, etcétera, por lo que la paternidad probablemente se convierte en algo totalmente ajeno a lo que habían planeado.
Mención aparte merece la ocupación de los abuelos al cuidado de los nietos, ayuda esencial para muchos y no siempre valorada.
No pierdo la esperanza de que en algún momento las instituciones consideren la relevancia de la unión familiar y aboguen por crear empleos que logren la conciliación. Por el bien de todos.
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