viernes, 3 de febrero de 2017

Conciliación y educación

Los nefastos horarios de trabajo de la mayoría de los empleos de nuestro país implican para los padres renunciar a parte de la educación de sus hijos. Evidentemente, los turnos partidos y las jornadas laborales a favor de los beneficios comerciales traen consecuencias para la convivencia familiar.

El resultado implícito es buscar alternativas que conlleven la ocupación del tiempo no escolar de los niños. Deporte, clases de idiomas, actividades artísticas y un largo etcétera suplen las horas que deberían compartir con sus padres. 

Tras la jornada de trabajo a éstos les esperan las labores domésticas, compromisos sociales, etcétera, por lo que la paternidad probablemente se convierte en algo totalmente ajeno a lo que habían planeado. 

Mención aparte merece la ocupación de los abuelos al cuidado de los nietos, ayuda esencial para muchos y no siempre valorada. 

No pierdo la esperanza de que en algún momento las instituciones consideren la relevancia de la unión familiar y aboguen por crear empleos que logren la conciliación. Por el bien de todos.

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