lunes, 3 de octubre de 2011

Tome una pastilla


En pleno siglo XXI se han instaurado en España diversos proyectos con el objetivo de reducir el gasto farmacéutico. Así ha surgido la receta electrónica y el plan de tratamiento personalizado. Los gestores políticos alegan que se produce en el país un elevado gasto en medicamentos, de los que se hace un uso abusivo y muchas veces ni siquiera se consumen los productos que se recetan.

Y esto sucede cuando se ha acostumbrado a la población a disponer de una pastilla para todo. Si le duele la cabeza toma un analgésico; para el catarro le prescriben jarabe antitusivo. Si ha sufrido una contusión puede tomarse un antiinflamatorio. Contra la fiebre un antipirético. Para combatir la alergia están los principios antiestamínicos. Los antibióticos se emplean para tratar procesos bacteriológicos. Laxantes si no va bien de vientre. Ansiolíticos si sufre un trastorno de tipo nervioso. Si padece malas digestiones le prescriben un antiácido. Para evitar la concepción existen las píldoras anticonceptivas. Si se encuentra débil le recetan vitaminas. No hay problema si sufre colesterol, hiperglucemia o tensión arterial elevada porque hay pastillas para cualquier padecimiento.

Cuando no existía problema para que el médico de atención primaria recetase los medicamentos a los pacientes en muchas viviendas se constituyó una auténtica botica. Hay quien dispone de cantidad de medicinas que no utiliza y que sigue recetando cuando acude a la consulta del doctor. Esta situación ha generado que muchos pacientes aconsejen tomar sus tratamientos a personas cercanas que dicen tener una enfermedad o síntoma similar a los que ellos sufren. Esta mala práctica ha sido advertida desde los organismos competentes en materia de Sanidad para evitar la automedicación. Ante cualquier problema de salud se debe acudir a la consulta del médico y tiene que ser el facultativo quien recete la medicación adecuada.

Con las medidas que se han aplicado recientemente se ha reducido el gasto farmacético en cifras considerables, un 9,01% en el último año según el Servicio Canario de la Salud. El plan de tratamiento individual establece las dosis de tratamiento que el paciente debe tomar y gracias a esta medida las farmacias sólo suministran al usuario la cantidad necesaria hasta el momento de regresar a por el resto del contenido de la prescripción médica. Mediante la receta manual no existía un control riguroso de la medicación que tomaba cada paciente, pero la receta electrónica ha hecho posible llevar un seguimiento.

Hay que apuntar que en esta nueva etapa hay medicamentos y material sanitario que hasta hace poco eran cubiertos por la Seguridad Social y ahora han dejado de serlo. Esto significaba que las personas pensionistas podían adquirirlos sin coste alguno y al resto se les financiaba un porcentaje del producto; sin embargo, actualmente algunos tratamientos se han convertido de pago sin ningún tipo de excepción. Además, los medicamentos que recetan los especialistas no suelen ser financiados y hay que adquirirlos abonando el importe total del mismo.

Si no puede pagarlo porque la situación económica le atormenta no se preocupe, que le recetan un antidepresivo o pasa las noches tomando somníferos. A fin de cuentas, la receta electrónica reduce el gasto farmacéutico pero la crisis aumenta los trastornos depresivos y ante esto, tome usted una pastilla, que se la financia el sistema público de Salud.

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