martes, 21 de febrero de 2012

Ciega e injusta


Todos conocemos alguna sentencia que se ha hecho popular gracias a los medios de comunicación y que ha inculpado a alguna persona que luego no ha resultado cometer el supuesto delito. En estos casos, cuando se ha emitido un juicio mediático, cuando programas de televisión y medios informativos han dedicado horas a juzgar al "falso culpable", cuando su imagen se ha difamado y ha pasado por un agravio público no merecido ¿dónde está la justicia?

Ahora conocemos el caso de personajes que tienen que ir a declarar en relación con el caso Urdangarín y a quienes quieren proporcionarle asistencia policial para evitar que se dirijan caminando a las instalaciones de los Juzgados de Palma de Mallorca. ¿Quieren que les escolten los cuerpos de seguridad para evitar que durante el traslado les insulten o para evitarse la vergüenza?

El caso Mari Luz, que pudo haberse evitado, siempre visto a posteriori. La muerte de Rocío Wanninkhof, por la que Dolores Vázquez cumplió años de prisión condenada por un juzgado popular. La acusación a Diego Pastrana de haber abusado sexualmente de la niña Aitana, la hija de su pareja, hecho por el que se le incriminó como el asesino de España y que días después se demostró que tal abuso nunca se había producido. El presunto dopaje de Alberto Contador, ocasionado por un alimento en mal estado que alteró los resultados de las analíticas. Estos y otros muchos casos más no han conocido la justicia a tiempo. Algunos recibieron primero el veredicto mediático.

La imputación a Francisco Camps por el conocido caso de los trajes tuvo la resolución de no culpable según un jurado popular. Por otra parte, a Baltasar Garzón se le ha condenado a once años de inhabilitación profesional por haber autorizado escuchas entre los cabecillas de la trama Gürtel y sus abogados. Estos dos casos han supuesto múltiples debates, han originado comentarios a favor y en contra de ambos y la opinión pública se ha decantado la mayoría de las veces partidario de uno de ellos y detractor del contrario.

Con sentencias justas y acusaciones propias, la noticia ya es esperada; no tiene por qué ser novedosa. Cuando saltan todas las alarmas es cuando la justicia no llega a tiempo, cuando se descubre algún tipo de favoritismo encubierto, cuando somos testigos de la peor de las injusticias o cuando el resultado de la sentencia no convence. Entonces los medios de comunicación pasan de informar a comentar y ahí es cuando se inician los juicios de valor. No se atiende a la resolución judicial sino a la valoración que han hecho algunos contertulios en los medios de comunicación.

Si prevalece el interés mediático a la causa judicial, se corrobora el dicho popular de que la Justicia es ciega, lo grave es que llegue a ser injusta.

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