Hoy es 15 de febrero y ya pasó San Valentín. Por fin. Estaba estresada con tanto anuncio predicando para que compres flores, joyas, sesiones de spa, escapadas románticas y tantas otras cosas con forma de corazón y de color rojo.
Parece que los novios no pudieran hacerse regalos cualquier otro día, sino que tienen que marcar en el calendario el 14 de febrero como la fecha del amor. Las emisoras de radio emiten durante todo el día canciones románticas. Las flores y los bombones son un regalo clásico. Este día los repartidores de las floristerías tienen muchos encargos y es fácil ver a cualquier chica con una rosa en la mano.
Por supuesto, los establecimientos comerciales se encargan de recordarnos esta fecha. Decoran sus dependencias y los escaparates de sus tiendas con peluches con corazones, postales de amor y otros objetos por el estilo, para festejar una jornada amorosa.
Y es que el 14 de febrero no es diferente del 9 de agosto o del 13 de abril. Esta mañana escuché el testimonio de una joven en un programa radiofónico que relataba que su novio había roto la relación que tenían tras 4 años de convivencia. Los presentadores del espacio sacaron el tema a colación del día de San Valentín e intentaron la reconciliación de la pareja, que fue en vano. Siento la ruptura, pero no porque se haya producido el día de los enamorados y no en una semana o en un mes.
Todos sabemos que mientras unos festejan otros padecen. Esto lo recordé ayer mientras iba conduciendo por una carretera y me encontré un ramo de flores tirado en un arcén. Se trataba de uno de los típicos ramos que los comercios preparan para regalarle a la novia el día de San Valentín, con un bonito envoltorio. Me imagino que no debió ser un buen día para esta pareja, sobre todo si el ramo fue lanzado por la supuesta novia.
Nada tiene de especial el día de los enamorados, el del padre o el de la madre, porque estos días se celebran cuando nos lo proponen los comercios y no cuando nosotros queremos hacerlo o cuando tenemos un motivo por el que celebrar. Y si no fíjese que le proponen hasta qué regalar: unos bombones para la novia, una camiseta graciosa para el novio, una planta para mamá y una corbata para papá. Hasta se permiten la licencia de caer en estereotipos.
En unos días no se acordará de si el 14 de febrero fue un martes o un sábado, lo que sí recordará es que fue el día de los enamorados. Y pronto, muy pronto, verá carteles recordándole a quién tiene que hacerle el próximo regalo.
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