Según los resultados del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas correspondiente al mes de febrero, periodista y juez son las profesiones peor valoradas por los españoles. Entre los oficios con más reconocimiento están médico, profesor, maestro de educación infantil o arquitecto.
Lo que hay que plantearse es por qué se aprecia tan negativamente el trabajo de los periodistas: quienes dan conocimiento de la actualidad que acontece cada día y denuncian los principales casos que conmocionan a la opinión pública. Del otro lado están los jueces, que se dedican a sentenciar a quienes cometen algún delito o infringen la ley. Si una de las principales preocupaciones de los ciudadanos españoles es la corrupción política, ¿por qué no se dignifica el trabajo de quienes publican y quienes juzgan estos casos?
Sin intención de ofender, no comparto que se valore más positivamente el trabajo de camarero o el de barrendero que el de periodista. Entiendo que todos realizan un servicio social, pero el oficio del periodista cumple una labor más satisfactoria en cuanto a los intereses ciudadanos.
Lo que sí recogen las estadísticas, desgraciadamente, es que el periodismo es la segunda profesión que ha acumulado una mayor destrucción de empleo en los últimos años, después del sector de la construcción. Desde aquí rompo una lanza a favor de los miles de profesionales de los medios de comunicación que luchan por conservar su empleo en tiempos de crisis a pesar de saber que no se les valora. Cualquier periodista de a pie sabe que no se va a enriquecer económicamente con su trabajo, pero su vocación sí que le puede llevar a enriquecerse personalmente. Y ésta es la opinión que defiendo y que publico.
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