He visto el tramo de un vídeo que circula por Internet donde se transforman los estereotipos del cuerpo ideal de la mujer a través de los siglos.
Nada tienen que ver las cualidades de la mujer del Renacimiento: blanca de piel, de complexión gruesa y con laboriosos peinados, con lo que hoy se entiende por el modelo de belleza.
Ha cambiado el estilo de vida y los parámetros estéticos también se han modificado, pero a la inversa. Si lo piensa, hoy, que nuestro día a día es más cómodo y sedentario, la figura femenina es más delgada, más alta y mucho más sensual, hasta el punto que se exagera la sexualidad.
Me remito a la imagen que se ofrece de la feminidad en cualquier medio visual, desde la televisión hasta la publicidad. Así se crean los conceptos que cree por habituales la sociedad en que vivimos: la mujer, el desnudo y lo que quiera que deseen vender o anunciar. De esta manera se crean patrones estéticos y los publicistas bien lo saben. Y más que meramente físicos, llegan a calar en el pensamiento colectivo.
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